(InfoCatólica) Attard, de 65 años, sucede en el cargo a Ángel Fernández Artime, quien fue designado cardenal por el papa Francisco en 2023 y asumió nuevas funciones dentro de la Curia Romana. Con este nombramiento, Attard asume la responsabilidad de guiar a una congregación presente en más de 130 países y comprometida especialmente con la educación y el acompañamiento pastoral de la juventud.
En sus primeras declaraciones tras la elección, el nuevo Rector Mayor expresó su gratitud y sentido de responsabilidad: «Deseo servir a la congregación con humildad, fidelidad y esperanza».
Nacido en La Valeta (Malta) en 1959, Attard fue ordenado sacerdote en 1986. Es doctor en Teología Moral por la Universidad Pontificia Alfonsina y ha desarrollado una destacada labor como formador y animador pastoral. Entre 2008 y 2020 ejerció como consejero general para la Pastoral Juvenil, cargo desde el que impulsó numerosas iniciativas en favor de los jóvenes más desfavorecidos. En los últimos años, ha trabajado como responsable de formación permanente en la Casa Generalicia.
Primera Misa como Rector Mayor en Valdocco
Este jueves por la mañana, Fabio Attard presidió su primera eucaristía como Rector Mayor en la Basílica de María Auxiliadora, en Valdocco (Turín), lugar emblemático para la Familia Salesiana. La celebración fue un acto solemne y profundamente espiritual, centrado en la gratitud y en la renovación del compromiso salesiano.
Durante la homilía, Don Attard destacó la Eucaristía como «la mayor expresión del amor de Dios» e invitó a la asamblea a vivirla con un espíritu de agradecimiento. Subrayó el valor de la escucha activa como fundamento de la fe, y dirigió un mensaje especial a educadores y pastores: «Nuestra tarea no es solo enseñar, sino inspirar a través de nuestra vida».
El nuevo Rector Mayor evocó la figura de Don Bosco como modelo de caridad pastoral, resaltando su sabiduría, su amor por los jóvenes y su capacidad de diálogo con personas de todas las creencias. Afirmó que «el proyecto de Don Bosco no era propagandista, sino evangélico, y por eso era creíble».
Asimismo, alertó sobre el riesgo de perder el sentido de la misión si se olvida la memoria del amor de Dios, recordando que solo desde esa raíz puede sostenerse el compromiso salesiano en los momentos de dificultad.
En la parte final de su intervención, Attard insistió en que Jesucristo es el centro de la vida y la misión salesiana, y describió el sistema preventivo como «una espiritualidad evangélica» más que una simple metodología. Animó a la Familia Salesiana a mirar el futuro «con esperanza y amor», renovando su vocación con responsabilidad y gratitud.
«Con Jesús, en Jesús y a través de Jesús, podemos continuar caminando juntos en este hermoso camino», concluyó.