(Agencias/InfoCatólica) La misa ha sido concelebrada por el obispo emérito de San Sebastián, José María Setién, y el obispo emérito de Baiona, Pièrre Molères, así como los vicarios generales de Bilbao y Vitoria, Angel Mari Unzueta y Fernando Gonzalo Bilbao, respectivamente, además de dos centenares de sacerdotes de la Diócesis.
En su homilía, monseñor Uriarte ha hecho una «apología» de la Iglesia de Guipúzcoa frente a las «imágenes distorsionadas e interesadas que sobre ella circulan en ámbitos cívicos y algunos círculos eclesiales». «La describen –dijo– como una tierra espiritualmente empobrecida, escasa en vigor apostólico, no muy cuidadosa en la formulación de su fe y en la disciplina eclesial, debilitada en su relación con otras iglesias locales, escorada en sus afinidades políticas». Y añadió, «no la conocen en su realidad viva».
Las realidades positivas de la Diócesis de Guipúzcoa
El mitrado aseguró que en su recorrido pastoral por otros lugares no ha encontrado una diócesis en la que «el sentimiento de pertenencia, de sintonía y de colaboración de muchos religiosos sean tan estrechos» como en Guipúzcoa.A quienes la juzgan sin conocerla quiero decirles: “venid y ved”. Y verán si sus ojos no están demasiado cargados por el prejuicio mental o por sentimientos negativos».
El prelado admitió que la iglesia se encuentra «debilitada» en toda Europa, pero destacó de la Diócesis de Guipúzcoa la implicación de los laicos, la reestructuración de la diócesis en unidades pastorales «modélicas», la labor desempeñada por Cáritas o la participación del Consejo Pastoral Diocesano. Uriarte subrayó que los fieles de la diócesis se distinguen por tres «nobles preocupaciones»: «la búsqueda tenaz de la paz, la ayuda extraordinariamente generosa al Tercer Mundo y la acogida humana y espiritual a los inmigrantes».
Monseñor Uriarte expresó a continuación su deseo de que su sucesor, José Ignacio Munilla, «redescubra y potencie la riqueza que el Espíritu ha ido dejando en su viña de Guipúzcoa».
A la eucaristía han asistido la presidenta del Parlamento Vasco, la popular Arantza Quiroga, y la diputada de Presidencia de Guipúzcoa, Edurne Egaña (PNV), quien ha sufrido un desvanecimiento y ha tenido que abandonar el templo.