(ACIPrensa/InfoCatólica) Cristian Camargo, oriundo de Mar del Plata (Argentina), tuvo desde su infancia un objetivo claro: convertirse en dibujante. Con determinación, el apoyo de su familia y la inspiración del Papa Francisco, ha llevado su arte por el mundo, plasmando su mural número 270 en Kenia.
«Cuando sos chiquito te preguntan qué querés ser cuando seas grande, y yo siempre dije que quería ser dibujante. A mí siempre me gustó dibujar, pintar, y eso nunca cambió. De chico fui a talleres, y hubo un momento en el que decidí ser artista», relata Cristian desde Nairobi, donde actualmente desarrolla su proyecto «Murales por la Paz».
Una fe vivida en comunidad
Con 33 años, Cristian forma parte de una familia con profundas raíces en la espiritualidad franciscana. Desde pequeño, creció bajo la enseñanza de que la fe está ligada al compromiso con los demás y se fortalece a través de la comunidad.
«Siempre digo que hay gente que se convirtió viendo la Eucaristía, o algo más místico. Lo mío fue más cotidiano: mi compromiso fue al encontrar a Dios en lo comunitario, en lo familiar, y en el poder caminar juntos», explica.
Su acercamiento a la Iglesia fue una decisión propia, no impuesta, y estuvo motivado por su deseo de participar en la comunidad y ayudar en barrios periféricos mediante el trabajo en equipo.
Inspiración papal: «Me la quiero jugar»
En 2013, Cristian tuvo la oportunidad de escuchar de cerca al Papa Francisco cuando pronunció su icónica frase ante miles de jóvenes: «Hagan lío… Quiero que la Iglesia salga a las calles». Aquellas palabras resonaron profundamente en él y lo impulsaron a tomar una decisión: «Yo estoy de acuerdo con eso y me la quiero jugar».
Desde entonces, el mensaje del Papa ha sido una guía en su camino, reafirmando su propósito de trabajar en comunidad y promoviendo valores como la fraternidad y la inclusión. Su arte se ha convertido en un símbolo dentro de la comunidad católica en Argentina y más allá, llegando también al ámbito digital y a diversas instituciones educativas y religiosas.
Una misión que cruza fronteras
Hace seis años, sintió el llamado de emprender una misión itinerante. «Siempre tuve la inquietud misionera, la idea de Iglesia en salida, un poco por el Papa, pero también motivado por muchas experiencias personales», recuerda.
De esa inquietud nació la idea de pintar murales colectivos junto a las comunidades locales. Inicialmente, su plan era recorrer Argentina, pero con el tiempo, el proyecto se expandió más allá de sus fronteras.
En 2019, llevó su arte a casi todas las provincias argentinas con 29 murales. Luego, en 2020, viajó a Colombia invitado por un grupo de jóvenes de la Consolata. Fue en ese contexto que su proyecto adquirió un nombre y una metodología clara: «Murales por la Paz».
Arte en contextos de conflicto
«Murales por la Paz» nació en Colombia, un país con una historia marcada por el conflicto armado. Allí, Cristian colaboró con comunidades religiosas y organizaciones dedicadas a la construcción de la paz en zonas vulnerables.
Posteriormente, recibió una invitación de los misioneros de Yarumal para llevar su arte a África. Antes de partir, tuvo un encuentro con el Papa Francisco en Roma, donde compartió brevemente su misión. «Yo llegué nomás a contarle que era misionero itinerante, que misionaba a través de los murales, que trabajábamos por la paz, por otro mundo posible. Él escuchó muy atento, y un lindo gesto, cuando le dije que era argentino me dio la mano y dijo ‘Bueno, seguí por ahí, rezo por eso’», recuerda emocionado.
El arte como lenguaje universal
Una de sus principales inquietudes al llegar a Kenia era el idioma. «Era todo un desafío pero también, en las dudas, uno confía en que el arte es un idioma universal. La propuesta de Murales por la Paz es poder construir algo humanitariamente y poder compartir un momento», afirma.
Para Cristian, la experiencia de pintar con las comunidades trasciende las palabras. «Uno comparte, pinta, hay veces que no habla tanto porque hay muchos que están pintando, pero es pasar el momento y compartir, vivir la experiencia comunitaria de poder, entre todos, hacer algo universal».
Su viaje a África ha sido revelador. «Confirmo que el arte es artífice del poder demostrar la belleza y eso es universal, creas en lo que creas, hables el idioma que hables. La belleza de la creación de Dios habla constantemente y es universal», reflexiona.
También destaca la calidez de la gente y la sencillez con la que viven. «Yo había escuchado hace mucho tiempo una frase de una amiga que dice que uno en África todos los días es feliz. Bueno, lo confirmo al compartir con la gente, con la sencillez de los niños que te ven y vienen a jugar, y si hablas o no su idioma es lo de menos».
Un camino que sigue en movimiento
Tras su paso por Kenia, Cristian continuará su recorrido por Colombia y luego regresará a Argentina para seguir llevando su arte y su mensaje a diferentes comunidades. Su misión, más que una serie de murales, es un puente de encuentro y fraternidad que sigue expandiéndose.
Aquellos interesados en conocer su obra pueden encontrarlo en Instagram y Facebook. Para colaborar con su misión, pueden ingresar a este enlace.
