El Patriarca Latino de Jerusalén pide que la Cuaresma en Tierra Santa sea tiempo de consolación y reconciliación

«No se trata simplemente de otra Cuaresma»

El Patriarca Latino de Jerusalén pide que la Cuaresma en Tierra Santa sea tiempo de consolación y reconciliación

El Patriarca Latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, ha escrito a sus fieles la tradicional Carta de Cuaresma, invitándoles a un camino de reconciliación y conversión. Inspirado en las palabras del apóstol Pablo, el Patriarca destaca la importancia de la Cruz de Cristo como centro de la esperanza cristiana, el valor del sacramento de la reconciliación y la práctica del ayuno, la oración y la caridad como signos tangibles de la fe.

(InfoCatólica) El cardenal Pizzaballa recuerda en su carta que la Cuaresma es un «signo sacramental de nuestra reconciliación» y una nueva oportunidad para volver a escuchar la palabra de gracia y perdón. Subraya que la Pascua no es solo la conmemoración de un hecho pasado, sino un memorial vivo de la gracia divina que nos transforma. La Cruz de Cristo, explica, trastoca los criterios mundanos y permite pasar «de la venganza al perdón», convirtiéndonos en criaturas nuevas.

En este sentido, insta a los fieles a contemplar la Cruz, meditar los relatos de la Pasión y participar en el Vía Crucis, especialmente aquellos que pueden visitar los lugares santos en Jerusalén. «Necesitamos esta palabra nueva, esta palabra de la Cruz, que puede parecer locura a los poderosos y sabios de este mundo, pero que es la única capaz de reabrir caminos de esperanza y de paz», afirma.

La urgencia del sacramento de la reconciliación

«Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilia consigo mismo por Cristo», recuerda el Patriarca citando a san Pablo. Pero advierte que esta reconciliación debe ser testimoniada y vivida activamente en la comunidad cristiana.

El cardenal exhorta a pastores y fieles a asumir la «corresponsabilidad» en el ministerio de la reconciliación, respondiendo al «grito» de tantas personas heridas y humilladas por la violencia y el mal. Enfatiza la importancia de una celebración frecuente y sincera del sacramento de la Penitencia, para que la experiencia del perdón de Dios impulse una renovación en las relaciones humanas. «Reconocer y confesar el propio pecado, recibir la gracia del Sacramento y redescubrirnos perdonados nos hará más dispuestos a acoger, amar y perdonar incluso al enemigo», destaca.

Ayuno, oración y caridad: claves para la transformación

El Patriarca destaca la importancia del ayuno, la oración y la caridad como pilares de la Cuaresma. «La paz, don pascual del Resucitado, brota de sus llagas gloriosas», señala, animando a los fieles a «pagar con el don de sí mismos» para la restauración de comunidades heridas por el rencor y la muerte.

Invita a todos a practicar la renuncia que se convierte en don, recuperando el ayuno unido a la oración en familia y con una atención especial a los pobres. «La renuncia al alimento y a todo lo que pesa en la mente y el corazón, un clima intenso de oración y la atención a los pobres son el fundamento esencial de nuestra relación con Dios y con los hermanos», afirma, asegurando que esta práctica dará un nuevo significado a la celebración de la Eucaristía pascual.

Una Cuaresma que puede ser «nueva»

El Patriarca concluye su carta con una exhortación a no desperdiciar este tiempo de gracia. «No se trata simplemente de otra Cuaresma: si queremos, puede convertirse en una Cuaresma nueva, un tiempo de consolación y reconciliación para esta tierra nuestra», afirma, señalando que la fe cristiana está llamada a sembrar esperanza aún en medio de las dificultades.

A 1700 años del Concilio de Nicea, reafirma la fe en Cristo como Hijo de Dios y fuente de salvación. «En el duelo entre la Muerte y la Vida, ha vencido el Señor de la Vida y triunfa su amor victorioso. Queremos librar con Él el buen combate de la fe, con la esperanza cierta de que nuestro testimonio y ministerio de reconciliación dará fruto», concluye.

El cardenal Pizzaballa finaliza su mensaje deseando a todos los fieles una «santa Cuaresma» y animando a vivirla como una oportunidad de renovación espiritual y comunitaria.

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