(EP/InfoCatólica) Monseñor Jiménez agrega en su escrito pastoral titulado, Si quieres la Paz, protege la Creación, que el «desarrollo humano integral» también está estrechamente unido con «los deberes que se derivan de la relación del hombre con el entorno natural, al que hay que considerar como un don de Dios para todos». Por ello, sostiene que «su uso comporta una responsabilidad común respecto a toda la humanidad, especialmente a los pobres y a las generaciones futuras».
El obispo de la diócesis cántabra señala que «la Iglesia tiene también una responsabilidad respecto a la Creación» y se siente en el «deber de ejercerla en el ámbito público». Todo ello, con el fin de «defender la tierra, el agua y el aire, que son dones de Dios Creador para todos». De esta manera, la Iglesia desea «proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo».
En su carta, don Vicente señala que la degradación de la naturaleza está «estrechamente relacionada» con la «cultura que modela la convivencia humana». Por eso «cuando se respeta la “ecología humana” en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia».
Inviolabilidad de la vida humana y protección de la familia
El obispo de Santander recuerda que con «la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases», el respeto a la dignidad de la persona y la protección de la familia, se contribuye a fomentar «una auténtica ecología humana». De hecho, la familia tiene «una insustituible misión», ya que en su seno «se educa en el amor al prójimo y en el respeto por la naturaleza».
Por ello, Monseñor Jiménez Zamora recalca que «es preciso», como también afirma Benedicto XVI, «salvaguardar el patrimonio humano» de la sociedad, un patrimonio de valores que tiene su origen y «está inscrito en la ley moral natural, que fundamenta el respeto de la persona humana y de la creación».