(CH/InfoCatólica) Después de tres años de investigación y una inversión de 216,5 millones de dólares, el Gobierno de Canadá ha decidido poner fin a la Comisión Nacional Asesora sobre Internados Residenciales, Niños Desaparecidos y Entierros No Marcados. A pesar de las denuncias que aseguraban la existencia de fosas comunes en los antiguos internados dirigidos por iglesias cristianas, no se ha encontrado ni un solo cuerpo.
La investigación, iniciada tras las acusaciones de abusos y asesinatos de cientos de niños indígenas en estos centros, provocó una ola de indignación nacional, actos vandálicos y la destrucción de cerca de 120 iglesias en todo el país. Incluso el papa Francisco lamentó públicamente lo que en su momento se describió como «el hallazgo impactante de los restos de 215 niños» en el internado de Kamloops. Y su viaje a Canadá se presentó como penitencial. Además mantuvo encuentros con líderes de las comunidades indígenas por algo que ahora se demuestra que es mentira
Sin embargo, las búsquedas realizadas con radar de penetración en el suelo no han producido pruebas físicas que respalden estas afirmaciones. A pesar de ello, el primer ministro Justin Trudeau insistió hasta el año pasado en que se habían producido crímenes en estos centros, que operaron desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990 con financiación gubernamental y gestión en su mayoría de la Iglesia católica y la anglicana.
Fallecidos por enfermedades propias de la época
Algunos menores fallecieron en los internados, pero los registros históricos indican que la causa principal de muerte fue enfermedades como la tuberculosis. No obstante, el debate sigue vivo y muchas voces en Canadá siguen respaldando la narrativa de las fosas comunes.
Crystal Gail Fraser, miembro del comité de investigación, ha calificado la decisión del Gobierno de «traición» y ha lamentado que se pierdan «los valores de verdad y reconciliación». Mientras tanto, la controversia sigue afectando al ámbito académico: la cancelación de una conferencia del historiador y clérigo anglicano británico Lord Biggar en la Regent College de Vancouver, tras ser acusado de negar la existencia de fosas comunes, ha reavivado el debate sobre la libertad de expresión en torno a este tema.
Lord Biggar ha denunciado que en Canadá impera «una cultura agresivamente represiva» que distorsiona la labor de las misiones cristianas y justifica la quema de iglesias.