(InfoCatólica) En la homilía, Monseñor Rodríguez Plaza recordó que la paz, «este gran anhelo del corazón de todo hombre y mujer se edifica, día tras día, con la aportación de todos». Sería bueno –dijo también el Primado– convencernos de que “cuando el hombre se deja iluminar por el resplandor de la verdad, emprende de modo casi natural el camino de la paz”».
En su homilía, el arzobispo recordó igualmente que «el primer día del año está puesto bajo el signo de una mujer, María. El tercer evangelista la describe como la Virgen silenciosa, en constante escucha de la Palabra eterna, que vive de la Palabra de Dios. María conserva en su corazón las palabras que vienen de Dios y, uniéndolas como en un mosaico, aprende a comprenderlas. En su escuela queremos aprender también nosotros a ser discípulos atentos y dóciles del Señor». Por ello, señaló don Braulio, «con su ayuda maternal deseamos comprometernos, como hijos de la Iglesia de Toledo, a trabajar solícitamente en la “obra” de la paz, tras las huellas de Cristo, Príncipe de la paz».
Finalmente el arzobispo de Toledo se refirió al Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará este año en Toledo:
2010 es año de Congreso Eucarístico, de mostrar y valorar la Presencia de Cristo Sacramentado en medio de nuestra comunidad cristiana, para que los jóvenes tengan a Alguien en quien confiar y apoyar su vida. Los jóvenes son nuestro empeño: nuestro primer empeño y tarea pastoral es que a ellos sea anunciado el Dios vivo, el Dios que se revela a su Pueblo, el Dios de nuestros padres, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, que está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Una vida sin nuestro Dios es una vida truncada.