(Cope/InfoCatólica) Cada año, en las vísperas del Carnaval, las calles de Cáceres se llenan de color y tradición con la celebración de la Fiesta de las Lavanderas, un evento que rinde homenaje a aquellas mujeres que, durante generaciones, trabajaron incansablemente lavando ropa en los ríos y huertas de la provincia. Esta festividad, de origen popular, rememora la dura labor de las lavanderas, quienes, sin importar las inclemencias del tiempo, desempeñaban su oficio con sacrificio y dedicación para las familias más pudientes.
La jornada festiva arranca en la Plaza Mayor de Cáceres, donde estudiantes de colegios y asociaciones culturales se suman a la recreación, vistiendo las tradicionales faldas largas, pañuelos y delantales que caracterizaban a las lavanderas. Rebeca Salguero, miembro de una de estas asociaciones, destaca la importancia de transmitir esta costumbre a las nuevas generaciones para que no se pierda el legado cultural de la ciudad.
Uno de los momentos más esperados es el pasacalles que recorre las calles de Aldea Moret, donde las participantes entonan coplas y canciones populares, muchas de ellas con un toque de sátira sobre la actualidad social y política. La fiesta culmina con la tradicional «quema del pelele», un muñeco de trapo que simboliza todo lo negativo del año anterior y que es consumido por las llamas en un ritual de purificación y renovación.
Gracias al esfuerzo de las asociaciones vecinales y culturales, esta celebración sigue viva, permitiendo que el espíritu de las lavanderas de Cáceres continúe formando parte del alma festiva de la ciudad.