(InfoCatólica) El mensaje se estructura en torno a tres llamadas esenciales a la conversión: caminar, caminar juntos y hacerlo con esperanza. Francisco comienza recordando que «todos somos peregrinos en la vida», evocando el viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida como símbolo del proceso de liberación personal y comunitaria. En este sentido, invita a cada creyente a preguntarse: «¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza?».
El Pontífice no pasa por alto las situaciones de sufrimiento actuales, especialmente las de quienes huyen de la violencia y la miseria: «No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos». Este llamamiento resalta la urgencia de una conversión que despierte la solidaridad con los migrantes y refugiados.
En su segunda reflexión, el Papa profundiza en la necesidad de caminar juntos, subrayando el carácter sinodal de la Iglesia. «Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios», afirma Francisco, quien señala que el Espíritu Santo impulsa a salir de uno mismo para buscar la comunión con Dios y con los hermanos. En este contexto, hace una invitación concreta a superar el egoísmo y la indiferencia: «Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios».
La tercera llamada es a caminar con esperanza, entendida como la certeza de que Dios no abandona a sus hijos. El Papa retoma las palabras de San Pablo: «La esperanza no defrauda» (cf. Rm 5,5), y alienta a los fieles a confiar en la promesa de la vida eterna. «¿Poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo?», pregunta el Santo Padre, invitando a una reflexión personal profunda durante el tiempo cuaresmal.
El mensaje concluye con una invocación a la Virgen María, a quien el Papa llama «Madre de la Esperanza», para que acompañe y fortalezca a todos los creyentes en su camino hacia la Pascua. Citando a Santa Teresa de Jesús, el Papa deja un recordatorio final de la brevedad de la vida y la importancia de la vigilancia espiritual: «Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad».
