(Asia news/InfoCatólica) Por primera vez, una cadena nacional aborda un tema tan delicado de forma tan directa y sin censura, un paso que activistas e intelectuales ven como una señal de cambio para los medios de comunicación pakistaníes, que siempre han estado bajo un férreo control estatal.
Entre quienes han alabado la valentía de la producción figura Nabeela Feroze Bhatti, escritora y activista, que declaró a AsiaNews:
«Me quito el sombrero ante el guionista Mustafa Afridi, que ha sabido poner de relieve realidades incómodas como la violación masculina, los estereotipos de las artes, el extremismo religioso y la blasfemia. La trama ha sido magistralmente construida para captar la atención y la sensibilidad del público. La producción, a cargo de Sultana Siddiqui, también es digna de gran aprecio: sus obras suelen tener un valor educativo. La dirección de Saifee Hassan fue impecable, mientras que el reparto interpretó sus papeles con una profundidad emocional extraordinaria. Los últimos diez minutos del episodio final fueron un puñetazo en las tripas, sobrecogedores y que invitan a la reflexión. Si la industria televisiva pakistaní sigue ofreciendo dramas tan significativos, puede que la sociedad se encamine por fin hacia un cambio positivo».
El año pasado, Pakistán registró un preocupante aumento de los casos de blasfemia. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en julio de 2024 había 767 personas encarceladas por cargos de blasfemia, un aumento significativo respecto a los 213 casos del año anterior.
Las leyes sobre blasfemia castigan a cualquiera que ofenda al Islam, pero a menudo se utilizan para atacar a minorías religiosas (especialmente cristianos e hindúes) o resolver disputas personales, llegando incluso a casos de linchamiento por turbas enfurecidas.
Michelle Chaudhry, directora de la Fundación Cecil & Iris Chaudhry, también elogió la serie «Tan Man Neelo Neel» por su decisión de abordar el tema:
«Aplaudo al guionista y al equipo por mostrar sin filtros la realidad de la violencia de las turbas, un fenómeno que se ha cobrado demasiadas víctimas en Pakistán. Cuando las venganzas personales se convierten en ejecuciones sumarias y las falsas acusaciones de blasfemia en un instrumento de venganza, se pierden vidas inocentes. Es una realidad que asola nuestro país desde hace años. Además, la serie aborda con gran sensibilidad el tema de la violencia sexual y sus consecuencias en las víctimas, una cuestión social crucial. Es alentador ver la reacción tan positiva del público: estos incidentes no son nuevos, pero espero que el drama sensibilice y genere empatía en nuestra sociedad».
El periodista y analista afincado en Peshawar Aamir Kakkazai subrayó la audacia de la serie, destacando cómo la televisión pakistaní ha evitado históricamente abordar temas controvertidos:
«En los últimos años, la industria televisiva paquistaní se ha centrado en las habituales historias domésticas, ignorando los problemas reales. Sin embargo, Hum TV tuvo el valor de llevar a la pantalla un drama inspirado en una familia real linchada tras una controversia religiosa. Cuesta creer que una cadena pakistaní se haya atrevido a tratar un tema tan delicado y controvertido».
Kakkazai recordó los numerosos incidentes de violencia religiosa ocurridos en los últimos años, desde Swat a Sialkot, pasando por la ciudad de Jaranwala, y los casos de Mashal Khan y Priyantha Kumara, ambos víctimas de linchamientos por falsas acusaciones de blasfemia:
«Llevamos mucho tiempo siendo testigos de estos horrores, pero la justicia sigue sin llegar. Esta serie tiene el gran mérito de sacar a la luz una lacra de nuestra sociedad. Doy las gracias a Hum TV, a la productora Sultana Siddiqui, al guionista Mustafa Afridi y al director Saifee Hassan por mostrar la cara más oscura de nuestro fanatismo religioso, que ha condenado a muerte a ciudadanos inocentes»