«Con mi bronquitis aún no puedo leer. La próxima vez podré»

El Papa sigue sin poder leer discursos

«Con mi bronquitis aún no puedo leer. La próxima vez podré»

El Papa Francisco sigue sin poder leer un discurso debido a la bronquitis que padece. En la audiencia de hoy el P. Pierluigi Girolila, oficial de la Secretaría de Estado, ha sido el encargado de leer la catequesis que tenía preparada el Pontífice, que cree que el próximo miércoles podrá leer.

(InfoCatólica) «Y ahora me permito de pedir al sacerdote, al lector, que siga leyendo, porque con mi bronquitis aún no puedo leer. La próxima vez podré», dijo el Pontífice con voz afónica antes de entregar el texto al P. Giroli, tras haber leído una breve introducción del texto de la catequesis.

El Papa continua con su serie de enseñanzas sobre «Jesús, nuestra esperanza», y hoy estaba centrado en el nacimiento de Jesús en Belén, destacando la humildad de Dios, que eligió nacer en un tiempo y lugar particulares, y en las circunstancias más humildes.

Incluso antes de su nacimiento, escribió el Papa, Jesús se hizo nuestro «compañero de viaje», viajando en el vientre de María, su madre, para visitar a Isabel; y más tarde, con María y José, viajando a Belén para ser inscrito en el censo.

Primeros testigos de la Buena Nueva

El Santo Padre explica que la forma del nacimiento de Cristo fue «inaudita» para un rey. Jesús -señaló- no nació en un palacio real, sino en la parte trasera de una casa, en el lugar donde se guardaban los animales.

Los primeros testigos del nacimiento del Mesías fueron los pastores: «hombres de escasa cultura, malolientes por el contacto constante con los animales, que viven al margen de la sociedad».

Y sin embargo, señala el Papa, los pastores practican la misma ocupación «por la que Dios mismo se da a conocer a su pueblo». Y Él los elige como los primeros destinatarios del anuncio más grande de todos los tiempos: «Os ha nacido un Salvador, que es Mesías y Señor».

Franciso se centra en las humildes circunstancias de la aparición de Jesús: los pastores lo encuentran acostado en un pesebre, un comedero. La buena noticia de que su Salvador, el Mesías, se encuentra en «un lugar muy humilde, reservado a los animales... abre sus corazones al asombro, a la alabanza y al anuncio gozoso».

Como señaló el en su Carta apostólica Admirabile signum, «son los humildes y los pobres quienes saludan el acontecimiento de la Encarnación».

Capaces de asombro y alabanza ante Dios

El Santo Padre ha invitado a los fieles a buscar la gracia de ser capaces de «asombro y alabanza ante Dios», como lo fueron los pastores, «y de ser capaces de valorar lo que Él nos ha confiado: los talentos, los carismas, nuestra vocación y las personas que pone a nuestro lado»:

«Pidamos al Señor ser capaces de discernir en la debilidad la fuerza extraordinaria del Niño Dios, que viene a renovar el mundo y a transformar nuestras vidas con su proyecto lleno de esperanza para toda la humanidad».

 

 

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