(NCRegister/InfoCatólica) La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ha llamado la atención sobre la crisis global de la «esclavitud moderna» en un comunicado emitido con motivo del Día Internacional de Oración y Concienciación contra la Trata de Personas.
Este día se conmemora anualmente el 8 de febrero, en la festividad de Santa Josefina Bakhita, patrona de las víctimas de la trata de personas.
El presidente del comité de migraciones de los obispos, Mons. Mark J. Seitz, obispo de El Paso, Texas, citó al Santo Padre al subrayar la gravedad de este problema.
«La trata de personas no solo es un delito grave, sino también un rechazo de la dignidad que Dios ha dado a cada ser humano. Es, como ha dicho el Papa Francisco, una herida abierta en el cuerpo de Cristo y en el cuerpo de toda la humanidad, que exige una respuesta continua y unida», afirmó Mons. Seitz.
«La Iglesia Católica en los Estados Unidos ha estado durante mucho tiempo a la vanguardia de la lucha contra la trata de personas, y los obispos estadounidenses se mantienen firmes junto a nuestro Santo Padre en sus constantes esfuerzos por arrojar luz sobre esta injusticia global», continuó el comunicado.
Mons. Seitz instó a los católicos a permanecer atentos, advirtiendo sobre las consecuencias de no proteger a los más vulnerables.
«Si cerramos los ojos y los oídos, si caemos en la indiferencia, seremos llamados a rendir cuentas en el Juicio Final. Como católicos, estamos llamados a afrontar este problema con valentía y compasión, a iniciar conversaciones difíciles y a enfrentar las duras realidades de la trata y la explotación», señaló.
«Al mismo tiempo, continuaremos instando a los legisladores en todos los niveles de gobierno a buscar respuestas significativas a esta indignación moral, fortaleciendo las protecciones existentes y ampliando los servicios para los sobrevivientes, incluidos aquellos posibles gracias a la histórica Ley de Protección de las Víctimas de la Trata de Personas».
El obispo también criticó «las propuestas que actualmente se están debatiendo» y que, según él, «debilitarían o eliminarían décadas de avances bipartidistas en este tema».
«Debemos rechazar las políticas que crean mayores oportunidades para que los malhechores se aprovechen de los vulnerables, ya sea dentro o fuera de nuestras fronteras», afirmó.
El mes pasado, Mons. Seitz y el presidente de la USCCB, el arzobispo Timothy Broglio, emitieron un comunicado crítico con los planes de la administración Trump para restringir la inmigración.
«Impedir el acceso al asilo y a otras protecciones solo pondrá en mayor peligro a quienes son más vulnerables y merecen ayuda, al tiempo que empoderará a las pandillas y a otros depredadores para explotarlos», señalaron los obispos en aquella ocasión.
Los obispos pidieron la intercesión de Santa Josefina Bakhita «mientras oramos por el fin de la trata de personas y por la sanación, protección y seguridad de todas las víctimas y sobrevivientes, especialmente los niños y aquellos que, en nuestra sociedad, tienen miedo de buscar ayuda porque están marginados».
Santa Josefina, quien se convirtió en religiosa tras ser liberada de la esclavitud, es «un recordatorio de que la lucha contra la trata de personas no es solo un problema social, sino una misión espiritual», afirmó el comunicado, y su transformación es «un poderoso testimonio de esperanza, sanación y resiliencia inquebrantable».
El comunicado concluyó: «En su festividad, se anima a todos a orar por el fin de la esclavitud moderna y a renovar el compromiso de construir un mundo donde se respete y proteja la dignidad de cada persona, desde la concepción hasta la muerte natural».