San Blas y la bendición de las gargantas: una tradición de fe y curación
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Cada 3 de febrero

San Blas y la bendición de las gargantas: una tradición de fe y curación

La Iglesia Católica celebra la festividad de San Blas, obispo y mártir del siglo III, con una tradición especial: la bendición de las gargantas. Este rito recuerda el milagro de sanación que realizó el santo a un niño enfermo.

(CatholicWeekly/InfoCatólica) Como católicos, muchas prácticas que otros podrían encontrar inusuales resultan completamente naturales y forman parte de la tradición de la Iglesia. Entre ellas se encuentra la veneración de reliquias, el rezo del rosario, las procesiones con imágenes sagradas y la intercesión de los santos en diferentes aspectos de la vida. Dentro de estas devociones, el 3 de febrero se celebra la festividad de san Blas con una tradición especial: la bendición de las gargantas.

San Blas fue un obispo armenio del siglo III, reconocido por su profunda fe, su amor a Dios y su pueblo, así como por la realización de milagros incluso en vida. Su testimonio cristiano lo convirtió en blanco de la persecución romana en Capadocia, donde residía. Al ser ordenado su arresto, san Blas se refugió en el desierto, donde continuó su misión a pesar de las dificultades.

Es venerado por su poder milagroso de sanación, especialmente en dolencias de la garganta. Según la tradición, un niño que sufría porque una espina de pescado se había alojado en su garganta —o por otra grave enfermedad en esa zona— fue llevado ante san Blas como último recurso. Al borde de la muerte y sin esperanzas de recuperación, el niño recibió la oración y bendición del santo, sanando milagrosamente.

Este hecho consolidó a san Blas como el santo patrono de quienes padecen enfermedades o lesiones en la garganta. En conmemoración de este milagro, la Iglesia Católica celebra su festividad con la bendición de las gargantas, una tradición que se mantiene viva en muchas comunidades alrededor del mundo.

En diversos países, existen variaciones en la forma en que se imparte esta bendición. Generalmente, un sacerdote o diácono sigue el rito establecido, realizando la oración sobre quienes la solicitan. En algunos casos, por razones de tiempo, la bendición se da de manera general a toda la congregación, mientras que en otras ocasiones se imparte individualmente. Durante el rito, el sacerdote cruza dos velas atadas con un lazo rojo y las coloca sobre el cuello del fiel mientras pronuncia la oración:

«Por la intercesión de san Blas, obispo y mártir, que Dios te libre de toda enfermedad de la garganta y de cualquier otra dolencia. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».

Aunque esta bendición es menos conocida en comparación con otras devociones, sigue siendo un recordatorio del poder del amor de Dios y de su acción en la vida de los fieles.

Aquellos que enfrentan enfermedades relacionadas con la garganta o el cuello pueden acercarse a sus parroquias el 3 de febrero para recibir la bendición de san Blas. En muchas iglesias de Sídney, incluida la Catedral de Santa María, se impartirá esta bendición como parte de la celebración litúrgica en honor al santo.

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