(ACIPrensa/InfoCatólica) La noche del 28 de enero, la dictadura de Nicaragua ejecutó la expulsión de unas 30 monjas clarisas franciscanas de sus monasterios en Managua y Chinandega, en un acto que ha sido descrito como una «noche de terror» por la investigadora Martha Patricia Molina.
Según reportó el diario Mosaico CSI, las autoridades del régimen llegaron primero al Monasterio de las Hermanas Clarisas Franciscanas en Managua y posteriormente al Monasterio Sagrados Corazones de Jesús y de María en Chinandega. Las religiosas fueron notificadas de que debían abandonar los recintos y solo se les permitió llevar consigo algunas pertenencias.
Molina, abogada y autora del informe Nicaragua: Una Iglesia perseguida, que documenta cerca de 1.000 agresiones contra la Iglesia Católica en el país, explicó a través de su cuenta de X que a las monjas únicamente se les permitió sacar lo que pudieran cargar en sus manos. «La mayoría de las religiosas son nicaragüenses. Se desconoce el paradero de ellas», alertó.
La investigadora recordó que la congregación contaba con personalidad jurídica otorgada en 2004 por la Asamblea Nacional, pero el régimen de Ortega la canceló arbitrariamente el 19 de mayo de 2023. Aunque la disolución se justificó como «voluntaria», Molina sostiene que en Nicaragua no existe tal cosa y que la decisión fue impuesta mediante asedio y presión estatal.
Confiscan casa episcopal de Matagalpa
Ese mismo 28 de enero, el régimen nicaragüense también ejecutó el vaciado del palacio episcopal de Matagalpa, que era la residencia del obispo Rolando Álvarez antes de su exilio forzado en enero de 2024.
Testigos relataron al diario Mosaico CSI que las autoridades confiscaron todos los bienes del obispo, incluyendo muebles y objetos religiosos. «Es la misma dictadura la que se está llevando eso, porque por lo menos en el Seminario (Mayor de Filosofía San Luis Gonzaga) no dejaron que sacaran nada, sólo dejaron que los seminaristas sacaran sus cosas personales», señaló un laico de la zona.
Por su parte, Molina informó que varios camiones blancos fueron utilizados para retirar todas las pertenencias del obispo, incluida una cruz. «Me cuentan que ver eso fue doloroso», lamentó.
Estos nuevos atropellos contra la Iglesia Católica se suman a una serie de medidas represivas que el régimen de Daniel Ortega ha implementado en los últimos años, intensificando su persecución contra la fe y la libertad religiosa en el país.