(InfoCatólica) Durante la Audiencia General del miércoles 22 de enero, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco ha continuado con el ciclo de catequesis titulado «Jesucristo, nuestra esperanza», centrado en el Jubileo 2025. En esta ocasión, ha reflexionado sobre el relato del anuncio a María (Lc 1,26-38), subrayando su escucha activa y disponibilidad a la voluntad divina.
El Santo Padre ha recordado cómo el Evangelio de Lucas comienza destacando la fuerza transformadora de la Palabra de Dios, que ha llegado no solo al templo de Jerusalén, sino también a la humilde casa de María, en Nazaret. «El ángel Gabriel ha sido enviado a una aldea desconocida, para llevar un mensaje inaudito a una joven comprometida con José», ha explicado el Pontífice.
En su saludo, Gabriel no ha empleado el tradicional «la paz sea contigo», sino un inesperado «¡alégrate!». Este llamamiento, característico de los profetas al anunciar la venida del Mesías, ha invitado a María a la alegría, pues Dios ha encontrado en ella a la llena de gracia. «Kecharitoméne», ha recordado el Papa, es un nombre único que muestra cómo Dios la ha moldeado como su obra maestra. «Este nombre dice que el amor de Dios ha habitado desde hace tiempo y sigue habitando en el corazón de María», ha explicado Francisco. «Dios ha realizado en ella un cincelado interior, convirtiéndola en su obra maestra: llena de gracia».
El Papa Francisco ha destacado también la invitación a no temer que Gabriel ha dirigido a María, una expresión recurrente en la Escritura cuando Dios acompaña a sus elegidos. «Dios siempre nos dice: “No temas, sigue adelante”. Es una invitación que da fuerza, una certeza de que Él es nuestro compañero de viaje», ha señalado.
La misión encomendada a María, ha continuado el Pontífice, no solo la ha estremecido, sino que la ha invitado a un discernimiento profundo. En su interior, como ha enseñado San Agustín, María ha encontrado la verdad y se ha abandonado plenamente al plan divino. Al acoger al Verbo en su carne, se ha convertido en colaboradora de Dios Padre, asumiendo la misión más alta confiada a una mujer.
«Aprendamos de María», ha concluido el Papa, «a abrir nuestros oídos y corazones a la Palabra de Dios, para que transforme nuestras vidas y haga crecer en nosotros la esperanza».
Con esta reflexión, el Pontífice ha invitado a todos los presentes a contemplar a María como modelo de fe y entrega, especialmente en el marco del Jubileo 2025, dedicado a redescubrir a Jesucristo como nuestra esperanza.
