(Agencias/InfoCatólica) «La Navidad –dijo Monseñor Arizmendi– es fiesta de la vida y de la familia. Aun no conozco el texto para ver los términos en los que se aprobó esa modificación, pero yo quiero felicitarles a ellos porque de esta manera van a ayudar a salvar muchas vidas y que en vez de que se destruyan muchos seres inocentes en el seno materno puedan sobrevivir y nacer estas criaturas que son de por sí inocentes».
El obispo denunció que los integrantes de la Asamblea del Distrito Federal «están pervirtiendo el orden natural considerando matrimonio la unión de dos hombres o dos mujeres; esto es pervertir el orden natural. Ya se podían haber quedado con las sociedades de convivencia que habían aprobado, con la cual si dos personas del mismo sexo quieren unir ciertos intereses lo pueden hacer, para eso no hace falta ningún tipo de modificaciones, pero equiparar el matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo, eso es una contradicción que suceda en este tiempo de Navidad en que Dios quiere ayudarnos a revalorar la vida humana y la vida en familia; es una ofensa al país y a la dignidad del mismo matrimonio».
Respeto al orden natural puesto por Dios al hacer complementarios a hombre y mujer
Monseñor Arizmedi lamentó que existan parlamentos en distintas partes del mundo «que han tratado de pensar que esto es un avance y que es una forma de manifestar la independencia de los criterios religiosos. Aquí no es cuestión de religión sino de un respeto a la naturaleza humana: un hombre no fecunda a un hombre ni una mujer a una mujer. El complemento lo hizo Dios entre el hombre y la mujer y tenemos que aprender a respetar este orden de la propia naturaleza; no es cuestión religiosa sino de sentido común, natural».
El prelado afirmó que la Iglesia Católica «respeta a las personas que tengan tendencias homosexuales aunque de por sí la homosexualidad es un desorden, no es algo que va de acuerdo con la misma naturaleza humana, pero lo respetamos como hay que respetar a todas las personas con algún otro lineamiento. Necesitamos también poner las cosas en su justo lugar. Ojala que la Navidad sea de respeto a la vida, al matrimonio y a la familia».