Francisco: «La muerte será el comienzo de una nueva vida»

«No olvidemos que Dios nos prepara un futuro de vida y alegría»

Francisco: «La muerte será el comienzo de una nueva vida»

En su alocución dominical desde la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día (Mc 13,24-31), centrándose en el contraste entre «lo que pasa y lo que permanece». En su mensaje, el Pontífice animó a los fieles a no temer las tribulaciones y a confiar en la promesa eterna de Cristo, recordando que «mientras todo pasa, Cristo permanece».

(InfoCatólica) El Santo Padre comenzó reconociendo que, en diversas circunstancias de la vida, especialmente durante crisis, fracasos o ante el sufrimiento provocado por guerras, violencias y catástrofes, es común sentir que todo llega a su fin. Sin embargo, señaló que estas experiencias, aunque dolorosas, tienen un valor formativo:

«Las crisis y los fracasos, aunque dolorosos, son importantes, porque nos enseñan a dar a cada cosa su justo peso, a no atar nuestro corazón a las realidades de este mundo, porque pasarán: están destinadas a pasar».

Francisco destacó que las palabras de Jesús nos invitan a dirigir nuestra mirada hacia lo que verdaderamente permanece, su mensaje eterno, que contiene una promesa de salvación y vida eterna:

«Todo pasa, pero sus palabras no pasarán: las palabras de Jesús permanecen por siempre. Así nos invita a confiar en el Evangelio, que contiene una promesa de salvación y eternidad, y a dejar de vivir bajo la angustia de la muerte. Porque mientras todo pasa, Cristo permanece».

El Papa continuó explicando que en Cristo se encuentra la promesa de la resurrección, lo que confiere un nuevo significado a las realidades de la vida y a las relaciones con las personas:

«En Él, en Cristo, volveremos a encontrar un día las cosas y las personas que han pasado y que nos han acompañado en nuestra existencia terrenal. A la luz de esta promesa de resurrección, toda realidad adquiere un significado nuevo: todo muere y también nosotros moriremos un día, pero no perderemos nada de lo que hemos construido y amado, porque la muerte será el comienzo de una nueva vida».

Finalmente, Francisco animó a los fieles a afrontar la vida con esperanza, incluso en medio de las adversidades, y les invitó a reflexionar sobre dónde colocan su confianza:

«Incluso en las tribulaciones, en las crisis, en los fracasos, el Evangelio nos invita a mirar la vida y la historia sin tener miedo de perder lo que acaba, sino con alegría por lo que queda. No olvidemos que Dios nos prepara un futuro de vida y alegría».

Para cerrar su meditación, el Santo Padre planteó una pregunta directa a los presentes:

«¿Estamos apegados a las cosas de la tierra, que pasan, que pasan rápidamente, o a las palabras del Señor, que permanecen y nos guían hacia la eternidad? Por favor, hagámonos esta pregunta. Nos va a ayudar».

En ningún momento el Pontífice señaló algo que la Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia explican con claridad. No todos resucitarán para salvación. Quienes no tienen fe y quienes viven en iniquidad sin arrepentise, resucitarán para ser arrojados al infierno.

Beatificaciones y Jornadas Especiales

Tras el Ángelus, el Papa recordó las recientes beatificaciones de mártires en Escútari y Friburgo, valorando su testimonio como un ejemplo para los cristianos perseguidos en la actualidad. También se refirió a la Jornada Mundial de los Pobres, agradeciendo las iniciativas solidarias promovidas en todo el mundo y haciendo un llamado a un compromiso concreto: «¿Me privo de algo para dárselo a los pobres? ¡Los pobres no pueden esperar!».

Francisco mencionó asimismo la Jornada de Oración por las Víctimas de Abusos, celebrada mañana en Italia, enfatizando la necesidad de la oración para «reconstruir la confianza». También dedicó un pensamiento a los pescadores, en el marco del próximo Día Mundial de la Pesca, pidiendo la protección de María Estrella del Mar para sus familias.

Oración por la paz y saludos a los peregrinos

El Papa reiteró su llamado a rezar por la paz en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, Myanmar y Sudán, lamentando las atrocidades que genera la guerra. 

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