(RV/InfoCatólica) Un misterio que, según Benedicto XVI, es una “profecía de paz para cada hombre, que implica a los cristianos a intervenir en los dramas, a menudo desconocidos y escondidos, y en los conflictos en el contexto en el que se vive, con los sentimientos de Jesús, para actuar en todas partes como instrumentos y mensajeros de paz. Para llevar amor donde hay odio, perdón donde hay ofensa, felicidad donde hay tristeza y verdad donde hay error, según la hermosa expresión de una conocida oración franciscana”.
Evocando la liturgia del cuarto domingo de Adviento que nos invita a mirar hacia Belén, el Santo Padre ha explicado que esta ciudad es símbolo de paz, tanto en Tierra Santa como en el mundo entero: “Por desgracia en nuestros días, ésta no representa una paz lograda y estable, sino una paz difícilmente buscada y esperada”.
Tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha agradecido la iniciativa de “L’Osservatore Romano” que en este periodo, dos días a la semana está distribuyendo junto al periódico un pequeño icono de la Natividad, con el fin de realizar un colegio en la República Democrática del Congo.
Como es tradicional el Santo Padre ha saludado en diferentes idiomas a los fieles presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano, recordando en polaco que desde ayer el arzobispo de Gniezno es primado de Polonia. Y en español, éstas han sido sus palabras:
“Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana y a todos los que se unen a ella a través de la radio y la televisión. La Virgen Santísima, llevando en su seno y en su corazón al Hijo de Dios, fue causa de alegría para su pariente Isabel. Os invito a que, acogiendo en vuestro interior la divina Palabra, dando un testimonio fiel y convencido de la fe y prodigándoos en obras de caridad, seáis también para los demás testigos y mensajeros de Cristo Jesús, fuente de gozo y esperanza para el mundo. Os animo igualmente, estando ya próximas las fiestas de la Navidad, a prepararos con fervor a la celebración del nacimiento del Verbo, hecho carne en las purísimas entrañas de María. Feliz domingo”.