(KNA/InfoCatólica) La ciudad de Friburgo será pionera en un proyecto de energía solar impulsado por el arzobispado católico. En el marco de un compromiso por la «preservación de la creación», el arzobispado ha lanzado un programa de gran escala para instalar paneles fotovoltaicos en edificios de la Iglesia, incluyendo iglesias, centros comunitarios y guarderías, con el objetivo de reducir las emisiones de CO₂ en un 30 % con respecto a los niveles de 2018.
Reinhold John, director de la oficina ambiental de la diócesis, estima que, mediante este plan, se lograría una disminución significativa de las emisiones de las comunidades religiosas, que en 2018 alcanzaron unas 100.000 toneladas anuales de CO₂. Sin embargo, este objetivo depende en gran medida de la disposición de las 224 parroquias para poner sus edificios a disposición del proyecto, que en total abarca unas 5.000 estructuras.
Primeros avances y objetivos futuros
La iniciativa de energía solar es parte de un programa más amplio de sostenibilidad que también incluye la transición hacia sistemas de calefacción ecológicos, la renovación de infraestructuras y la promoción de medios de transporte sostenibles como bicicletas, transporte público y vehículos eléctricos. Hasta el momento, el arzobispado ha logrado reducir sus emisiones en un 23 % respecto a los niveles de 2018, especialmente a través de mejoras en la eficiencia energética de sus edificios. Sin embargo, los avances en el ámbito de la movilidad han sido más lentos, y se espera una evaluación detallada de estos resultados en un informe previsto para mediados de noviembre.
De cara a 2025, los responsables del proyecto de energía solar tienen previsto instalar 50 sistemas fotovoltaicos adicionales en edificios eclesiásticos, en el marco de un plan que se extenderá durante los próximos doce meses y que contará con una vida útil de al menos 20 años para cada instalación. El primer proyecto piloto, una planta solar en una casa familiar en la isla de Reichenau, ya ha sido concluido con éxito.
Inversión y modelo financiero
La financiación del proyecto correrá a cargo de un fondo climático creado por el arzobispado en 2021, que recibe anualmente unos diez millones de euros de los ingresos por impuestos eclesiásticos. De esta cantidad, el 80 % se destina específicamente a la expansión fotovoltaica. Con un horizonte de inversión de hasta 2035, el arzobispado proyecta una inversión total de 120 millones de euros (130 millones de dólares) para alcanzar los objetivos climáticos. En el futuro, se espera que los ingresos generados por la venta de electricidad de las instalaciones existentes ayuden a financiar nuevas plantas solares.
Interés y desafíos en las comunidades locales
Hasta el momento, se han recibido unas 1.500 solicitudes preliminares de parroquias interesadas en participar en el proyecto. No obstante, la viabilidad de cada instalación depende de una evaluación técnica que determine la idoneidad de cada edificio. Un desafío adicional es que las comunidades que participen no podrán consumir directamente la energía generada por sus instalaciones; en su lugar, esta se venderá y los ingresos se reinvertirán en el proyecto. Esto ha generado ciertas reticencias en parroquias que preferirían aprovechar la energía para sus propias necesidades.
Para facilitar el proceso, el arzobispado ha fundado la empresa Erzdiözese Freiburg Energie GmbH, que se encargará de la planificación, construcción y gestión de las instalaciones, así como de obtener los permisos necesarios, especialmente en aquellos edificios con restricciones de patrimonio histórico.
Expansión a otras diócesis y colaboración interreligiosa
El modelo desarrollado en Friburgo ha captado la atención de otras diócesis y organizaciones religiosas. El vecino obispado de Rottenburg-Stuttgart y la iglesia evangélica de Baden ya han adoptado este enfoque centralizado, y se están recibiendo solicitudes de colaboración a nivel nacional.