(InfoCatólica) Al comenzar su catequesis, el Papa explicó que la acción santificadora del Espíritu Santo se transmite principalmente a través de la Palabra y los Sacramentos. En este contexto, señaló que la Confirmación es, «por antonomasia, el sacramento del Espíritu Santo», ya que fortalece la unión de los fieles con Cristo y su incorporación a la Iglesia. El Pontífice subrayó que este sacramento confiere un «carácter indeleble», una marca espiritual que refuerza el compromiso de los cristianos en su misión y servicio a los demás.
Para ilustrar la importancia de este sacramento, Francisco recordó el episodio en los Hechos de los Apóstoles donde Pedro y Juan impusieron las manos sobre los creyentes de Samaria para que recibieran el Espíritu Santo. Este acto, dijo, es un signo de la acción del Espíritu en la Iglesia, y sigue siendo esencial en la Confirmación para dotar a los fieles de la gracia y fortaleza que necesitan para vivir su vocación.
El Papa se refirió al Catecismo para los Adultos de la Conferencia Episcopal Italiana, que compara la Confirmación para cada fiel con lo que Pentecostés significó para toda la Iglesia: «Refuerza la incorporación bautismal a Cristo y a la Iglesia y la consagración a la misión profética, real y sacerdotal», indicó Francisco, afirmando que «la Confirmación es para cada fiel lo que Pentecostés fue para toda la Iglesia», impulsando la misión de ser testigos de Cristo en el mundo.
Superar la visión de la Confirmación como “sacramento de despedida”
Uno de los aspectos que el Papa abordó fue la tendencia actual de percibir la Confirmación como un «sacramento de despedida», especialmente entre los jóvenes, quienes, tras recibirlo, a menudo se alejan de la vida eclesial. «Se dice que es el ‘sacramento del adiós’, porque una vez que los jóvenes lo realizan, se van», explicó Francisco, señalando que esta percepción debe cambiar para devolver a la Confirmación su rol como comienzo de una vida de fe activa y comprometida.
El Pontífice exhortó a los responsables de la preparación catequética a buscar nuevos enfoques que inviten a los confirmandos a mantener su conexión con la Iglesia y a encontrar en ella un espacio de participación y servicio. Como propuesta, sugirió que los laicos con experiencia viva de fe y con un encuentro personal con Cristo acompañen a los jóvenes en su camino de preparación para la Confirmación, para que estos puedan descubrir en su propia vida la fuerza transformadora del Espíritu Santo. «Es importante que haya, aunque sea para algunos confirmandos, esa chispa que los motive a continuar en la comunidad como animadores y testigos de fe», añadió el Papa.
Revitalizar el don de Dios para ser portadores de la llama del Espíritu
En la parte final de su catequesis, el Papa Francisco animó a todos los fieles a «reavivar el don de Dios» recibido en la Confirmación, en palabras de San Pablo, y a no dejar que el Espíritu Santo se mantenga inactivo en sus vidas. Utilizando la imagen de los portadores de la antorcha en los Juegos Olímpicos, el Papa sugirió que los cristianos están llamados a ser transmisores de esa «llama del Espíritu», llevando la luz de Cristo a sus comunidades y al mundo.
Francisco concluyó su mensaje invitando a los fieles a que, durante este año jubilar, redescubran la Confirmación como un sacramento de vida, impulso y misión. «Quitémonos las cenizas de la costumbre y del desenganche, y convirtámonos en portadores de la llama del Espíritu Santo», afirmó, confiando en que el Espíritu ayudará a todos a dar pasos firmes hacia un compromiso renovado en la vida cristiana.