(InfoCatólica) El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado el calendario laboral de Melilla para 2025, provocando un aluvión de críticas tras la exclusión de varias festividades católicas tradicionales. El gobierno del Partido Popular (PP), que ostenta la mayoría absoluta en la ciudad autónoma, ha decidido suprimir los días de San José (19 de marzo) y la Fiesta Nacional de España, también conocida como Día de la Hispanidad (12 de octubre), reemplazándolos por festividades musulmanas, como el Ramadán y el Eid al-Adha.
Como cabía esperar, esta decisión política ha generado una fuerte contestación ya que se considera como una concesión a la creciente influencia de la comunidad musulmana en la ciudad. Las redes sociales han sido escenario de numerosas protestas, con ciudadanos que critican que se estén sacrificando tradiciones católicas profundamente arraigadas en España.
En España, la legislación establece que los trabajadores tienen derecho a 14 días festivos remunerados al año, de los cuales ocho son de carácter nacional y no sustituibles. En 2025, estos días incluyen Año Nuevo (1 de enero), Viernes Santo (18 de abril), la Fiesta del Trabajo (1 de mayo), la Asunción de la Virgen (15 de agosto), Todos los Santos (1 de noviembre), el Día de la Constitución (6 de diciembre), la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y Navidad (25 de diciembre). Los otros días se establecen a nivel autonómico y local, permitiendo a cada comunidad adaptar el calendario a sus costumbres y necesidades.
El presidente de Melilla afirmó en una rueda de prensa que el 12 de octubre de 2025 cae en domingo y por eso se sustituye el festivo por la fiesta musulmana del Fin del Ayuno (Eid al-Fitr), pero la institución que preside podría haber decidido mover el festivo al lunes 13 de octubre como se hizo en 2003 o 2008
Por otro lado, el 19 de marzo de 2025, día de San José, se sustituye por la Fiesta del Sacrificio (Eid al-Adha o Aid el-Kebir) del 6 de junio.
El hecho de que el gobierno de Melilla, liderado por el Partido Popular, haya optado por priorizar celebraciones musulmanas en una ciudad donde la tradición católica sigue siendo significativa ha generado muchas inquietudes.
El gobierno local, por su parte, ha defendido la medida argumentando que responde a la realidad demográfica de la ciudad, donde una gran parte de la población es de origen musulmán, y que busca reflejar la diversidad cultural de Melilla.