(InfoCatólica) El segundo lugar fue para el partido conservador ÖVP, del actual canciller Karl Nehammer, que obtuvo el 26,3%, seguido por los socialdemócratas con el 21,1%, ambos con una notable pérdida de apoyo. Los liberales (NEOS) quedaron en cuarto lugar con el 9,1% y Los Verdes, actuales socios del gobierno, obtuvieron el 8,3%.
El FPÖ ha superado las predicciones de las encuestas obteniendo el mejor resultado de su historia, por encima del 26,9% que logró en 1999 bajo el liderazgo de Jörg Haider.
Pese a ser el partido más votado, la posibilidad de que Herbert Kickl se convierta en canciller es incierta. Aunque el presidente de la República suele encargar al partido ganador la formación de gobierno, Alexander Van der Bellen, exlíder de Los Verdes, ha expresado reservas sobre Kickl y no está obligado a pedirle que lo intente.
Para evitar que el FPÖ gobiernes debería darse una coalición tripartita inédita en Austria, formada por el ÖVP, los socialdemócratas y NEOS. Este sería un escenario nuevo, ya que nunca antes se ha gobernado en Austria con una coalición de tres partidos. La participación de Los Verdes en un eventual gobierno parece descartada debido a sus desacuerdos con el ÖVP, lo que hace improbable que continúen como socios.
Aun así, no es descartable un acuerdo entre el FPÖ y ÖVP, segunda fuerza política tras las elecciones de ayer.
El FPÖ ha centrado su campaña en temas como la inmigración, el rechazo a las medidas anticovid, la crítica a la Unión Europea y el fin del apoyo militar a Ucrania. Ha ganado apoyo entre los sectores más afectados por la inflación.
Su líder, Herbert Kickl, expresó su agradecimiento a los votantes por el apoyo recibido, destacando que muchos de ellos han confiado en su partido incluso en momentos difíciles. Subrayó que estos votantes tuvieron el valor de enfrentarse a las adversidades y al «pensamiento dirigido» o influenciado, es decir, rechazando las presiones externas que, según él, intentaban influir en su decisión de voto. Kickl se mostró humilde ante ellos y prometió hacer lo mejor posible con el resultado obtenido, con el objetivo de transformar lo que él llamó un «milagro azul» (el color de su partido, FPÖ) en un «milagro rojo-blanco-rojo», en referencia a los colores de la bandera de Austria