(VaticanNews/InfoCatólica) Durante su visita a Bélgica, el Papa Francisco no quiso perderse un homenaje al rey Balduino, el ferviente soberano católico que reinó desde 1951 hasta su muerte en 1993, conocido por haber abdicado durante treinta y seis horas en 1992 para no firmar la ley sobre la legalización del aborto. El Pontífice, tras el encuentro en la Basílica de Koekelberg con obispos, sacerdotes, religiosos y consagrados, se dirigió a la cripta real, bajo la iglesia de Nuestra Señora de Laeken, donde se encuentran las tumbas de numerosos miembros de la Casa Real de Bélgica. Recibido por el rey Felipe y la reina Matilde, el Papa se detuvo frente a la tumba del rey Balduino en oración silenciosa.
El ejemplo del rey
Posteriormente, informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ante el Rey y los presentes, el Pontífice «elogio la valentía» de Balduino, cuando optó por «dejar su cargo de Rey para no firmar una ley asesina». «El Papa instó a los belgas a mirarlo en este momento en que las leyes criminales se abren paso», se lee en la nota difundida a través de Telegram. Una referencia a las leyes pro aborto y eutanasia, prácticas que son legales desde hace años en Bélgica. El Papa también deseó que «su causa de beatificación avance».
Encuentro con los universitarios belgas: Sean buscadores y testigos de la verdad
El Papa Francisco se reunió con estudiantes de la Universidad Católica de Lovaina, una de las más antiguas de Europa, y les animó a buscar la verdad en sus estudios, fortalecer su esperanza y trabajar por un futuro mejor. En su mensaje, destacó tres conceptos: gratitud, misión y fidelidad, reflexionando sobre el proyecto de la fe respecto a la casa común de la humanidad.
Francisco fue recibido por las autoridades universitarias y firmó el Libro de Honor, deseando que los años de estudio sean una etapa de esperanza y compromiso. En su intervención, destacó la pasión y esperanza de los estudiantes, así como su deseo de justicia y búsqueda de la verdad, y abordó temas como la violencia, la corrupción y las modernas formas de esclavitud.
El Papa subrayó la importancia de la gratitud, recordando que somos huéspedes y peregrinos de la tierra. En cuanto a la misión, enfatizó la necesidad de custodiar la belleza del mundo y cultivarla para el bien común, advirtiendo contra la arrogancia y la violencia que contaminan nuestras conciencias y afectan el medio ambiente.
En relación a la fidelidad, Francisco habló sobre el desarrollo integral y la vocación a una vida justa y feliz para todos. Planteó la elección entre manipular la naturaleza y cultivarla, mencionando temas como la eugenesia y la inteligencia artificial, y destacó la importancia de la ecología humana y el papel de la mujer en la Iglesia.
Finalmente, el Papa se dirigió a los estudiantes sobre su itinerario académico, enfatizando la importancia de estudiar con coherencia y buscar la verdad. Les recordó que el estudio tiene sentido cuando se busca la verdad y que las universidades deben formar comunidades que promuevan la fraternidad y la sociedad, invitándoles a ser buscadores y testigos de la verdad.
Encuentro con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, seminaristas y agentes de pastoral
La mañana de este 28 de septiembre el Santo Padre se reunió con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, seminaristas y agentes de pastoral de Bélgica, en la Basílica del Sagrado Corazón de Koekelberg de Bruselas.
Les animó a ser una Iglesia que evangeliza, vive la alegría del Evangelio y practica la misericordia. Destacó la importancia de una Iglesia abierta y en movimiento, que transforma la presencia de las parroquias y da un fuerte impulso a la formación de los laicos.
El Papa subrayó tres palabras clave: evangelización, alegría y misericordia. En cuanto a la evangelización, enfatizó la necesidad de regresar al Evangelio y ser una comunidad que acompaña a las personas con gestos de misericordia. Señaló que la crisis de fe en Occidente requiere una conversión eclesial y transformaciones pastorales para servir mejor a la evangelización.
Sobre la alegría, Francisco explicó que no se trata de alegrías momentáneas, sino de una alegría profunda que viene de Dios y acompaña incluso en momentos oscuros. Esta alegría debe reflejarse en la predicación, celebración y servicio de los consagrados, atrayendo incluso a los más alejados. La fidelidad, aunque difícil, es un camino hacia la felicidad.
Finalmente, el Papa habló de la misericordia, destacando que Dios nunca retira su amor y que su justicia es superior a la terrena. Respondiendo a preguntas sobre cómo ayudar a las víctimas de abusos, enfatizó la necesidad de mucha misericordia y cercanía. Concluyó recordando que nadie está perdido para siempre y que la pena debe llevar a la sanación, instando a no encerrarse en uno mismo y a mirar siempre hacia adelante y hacia arriba.