(Fides/InfoCatólica) «Algunas realidades sólo se pueden ver con los ojos limpios por las lágrimas». Con estas palabras, el Papa Francisco se dirigió a los jóvenes filipinos en Manila, y dicha frase captura a la perfección el espíritu de la película-documental «Resurrección».
Este largometraje será proyectado el sábado 28 de septiembre de 2024, a las 11:00 horas, en el Aula Pío XI de la Pontificia Universidad Lateranense, como parte del cierre de la Semana de la Cultura Coreana. El evento es organizado por la Embajada de la República de Corea ante la Santa Sede para conmemorar el «Día de la Fundación de Corea», celebrado anualmente el 3 de octubre.
La película documenta la herencia espiritual del padre John Lee Tae-seok, un misionero salesiano coreano que, tras obtener su título como médico, dedicó casi diez años, de 2001 a 2009, a labores pastorales y profesionales en la comunidad de Tonj, ubicada en lo que hoy es Sudán del Sur. En África, el padre Lee no solo llevó a cabo su misión pastoral, sino que su trabajo dejó una huella profunda en las personas a las que brindó ayuda.
Quienes en su momento eran niños o adolescentes, hoy son adultos. Algunos de ellos, inspirados por el ejemplo del padre Lee, han decidido seguir su legado, no solo en su vocación, sino también replicando las etapas de su formación académica, con varios optando por estudiar medicina en la misma universidad donde él se formó.
Precisamente, estos jóvenes estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Busan, en Corea del Sur, son los protagonistas del docu-film dirigido por Goo Soo Hwan. El director, conocido por la exitosa película «Don't cry for me, Sudan» (No llores por mí, Sudán), también dedicada a Don Lee, logró un gran éxito en Corea con su obra, la cual fue proyectada en el Vaticano en diciembre de 2011.
La película «Resurrección» es considerada como una continuación de «Don't cry for me, Sudan». En este nuevo documental, Goo Soo Hwan aborda la historia tras la muerte de Don Lee en 2010, relatada por sus exalumnos, quienes inicialmente cayeron en la desesperación ante su fallecimiento. No obstante, rápidamente comprendieron que su misión era seguir su legado de diferentes maneras.
Un aspecto clave de la película es cómo, a pesar de que en Sudán del Sur llorar en público es motivo de vergüenza, los alumnos no pudieron contener las lágrimas al recordar a su maestro. Sin embargo, esas lágrimas pronto dieron paso a la alegría y gratitud por el amor que recibieron de Don Lee.
El director enfatiza que la película no solo muestra cómo estos jóvenes se convirtieron en médicos, sino cómo aprendieron a vivir como Don Lee, dedicándose a dar a los demás. Goo Soo Hwan, conocido por su larga trayectoria como periodista de investigación, destaca que las vidas de los alumnos han cambiado profundamente, reflejando el impacto duradero de su maestro.