El Patriarca Latino de Jerusalén convoca el 7 de octubre a una jornada de oración, ayuno y penitencia

Ante el «torbellino de violencia y odio nunca antes visto ni experimentado»

El Patriarca Latino de Jerusalén convoca el 7 de octubre a una jornada de oración, ayuno y penitencia

Ante la creciente ola de violencia en Tierra Santa, el Patriarca Latino de Jerusalén, Cardenal Pierbattista Pizzaballa, ha emitido una carta pastoral dirigida a toda la diócesis, llamando a una jornada de oración, ayuno y penitencia el próximo 7 de octubre.

(InfoCatólica) La fecha, que coincide con la festividad de María Reina del Rosario, ha sido elegida como un símbolo de reflexión y esperanza en medio de la tragedia que atraviesa la región.

En su misiva, el cardenal Pizzaballa expresa su profunda preocupación por el incremento de la violencia y el odio en Tierra Santa durante el último año, calificando la situación como un «torbellino de violencia y odio nunca antes visto ni experimentado». Según sus palabras, las tragedias ocurridas en los últimos meses han herido gravemente la conciencia colectiva y el sentido de humanidad en la región.

El patriarca resalta que la violencia no solo se ha manifestado en actos físicos, sino también en el lenguaje y las acciones políticas y sociales. Esto, afirma, ha afectado gravemente el sentimiento de pertenencia a Tierra Santa, que históricamente ha sido vista como un lugar para construir un reino de paz y justicia, no como un terreno de odio y división.

Pizzaballa reitera su condena a la guerra y a las dinámicas que han llevado a este conflicto, instando a los líderes políticos a buscar alternativas que respeten los derechos de todos los pueblos, garantizando justicia, dignidad y seguridad. «No podemos sino hacer un nuevo llamamiento a los gobernantes y a quienes tienen la pesada responsabilidad de tomar decisiones en este contexto para que se comprometan con la justicia y el respeto del derecho de todos a la libertad, la dignidad y la paz», subraya el patriarca.

Además del llamamiento a los líderes, el purpurado invita a los fieles a reflexionar sobre su propio compromiso con la paz, instándoles a rechazar el odio en sus corazones y a actuar en sus comunidades para aliviar el sufrimiento de quienes han sido afectados por la guerra. «Debemos apoyar a los necesitados, ayudar a los que trabajan para aliviar el sufrimiento de los afectados por esta guerra y promover cualquier acción por la paz, la reconciliación y el encuentro», añade.

La carta concluye con una invitación a la oración comunitaria el 7 de octubre, solicitando a los fieles que presenten a Dios su «dolor y deseo de paz», y adjunta una oración especial por la paz en Tierra Santa y el mundo. «Que cada uno de nosotros, con su rosario o en la forma que mejor le convenga, personalmente pero mejor aún en comunidad, encuentre un momento para detenerse a rezar», escribe Pizzaballa, confiando en la intercesión de María, Reina del Rosario, para que guíe a los habitantes de esta tierra y del mundo hacia la reconciliación y la paz.

Oración por la Paz

Señor Dios nuestro,
Padre de nuestro Señor Jesucristo
y Padre de toda la humanidad,
que, por la cruz de tu Hijo
y por el don de su propia vida,
pagó un alto precio para destruir
el muro de la enemistad y la hostilidad
que separa a los pueblos y nos convierte a todos en enemigos:
envía a nuestros corazones
el don del Espíritu Santo
para que nos purifique de todo sentimiento
de violencia, odio y venganza,
que nos ilumine para comprender
la dignidad irreductible
de cualquier persona,
y nos inspire a trabajar
por un mundo de paz y reconciliación
en la verdad y en la justicia
en el amor y en la libertad.
Dios Todopoderoso y eterno,
las esperanzas de la humanidad
y los derechos de todos los pueblos
están en tus manos:
asiste con tu sabiduría a quienes nos gobiernan,
para que, con tu ayuda,
sean sensibles a los sufrimientos de los pobres
y a los que sufren las consecuencias
de la violencia y la guerra;
que promuevan en nuestra región
y en toda la tierra
el bien común y la paz duradera.
Virgen María, Madre de la Esperanza,
obtén el don de la paz
por la Tierra Santa que te vio nacer
y para el mundo entero,
Amén

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