(InfoCatólica) El Papa ha subrayado que el tema de este año ha formado parte del camino de preparación hacia el Jubileo de 2025. En su mensaje, ha destacado la relación entre el mensaje de Isaías, que anunciaba el fin del exilio de Israel en Babilonia, y la realidad actual, en la que muchos jóvenes han experimentado situaciones de desesperanza. «Frecuentemente los que pagan el precio más alto son ustedes, los jóvenes», ha lamentado, refiriéndose a los efectos negativos de la guerra, las injusticias sociales, las desigualdades, el hambre y la explotación. «La incertidumbre del futuro y la falta de oportunidades claras pueden hacer que los jóvenes vivan sin esperanza, atrapados en el hastío y la tristeza», ha añadido.
La vida como peregrinación y los desafíos del cansancio
En su reflexión, Francisco ha comparado la vida con una peregrinación, un viaje en busca de felicidad y plenitud en Dios. Ha destacado que, al igual que el pueblo de Israel, que regresó a su tierra tras el exilio, los jóvenes de hoy han sido llamados a recorrer un camino que, aunque difícil, está lleno de esperanza si se mantiene la confianza en el Señor. «Nuestra vida es una peregrinación hacia Dios», ha recordado el Papa, insistiendo en que las metas materiales, aunque necesarias, no pueden satisfacer completamente el anhelo profundo del ser humano de trascendencia y plenitud.
El Papa ha reconocido que es natural que, en este viaje, los jóvenes sientan cansancio, especialmente debido a las presiones sociales que les obligan a cumplir ciertos estándares de éxito en sus estudios, en el trabajo y en su vida personal. Este cansancio, ha añadido, muchas veces ha ido acompañado de ansiedad, depresión y un activismo vacío que no llena el corazón. «Este tipo de cansancio es como un cemento que inmoviliza, paraliza y nos impide caminar», ha advertido.
Sin embargo, Francisco ha alentado a no detenerse ante el cansancio, sino a caminar con esperanza. «La solución al cansancio no es detenerse, sino ponerse en camino como peregrinos de esperanza», ha subrayado. El Papa ha recordado que la esperanza es un don de Dios que permite superar las dificultades y mantener la mirada puesta en la meta: la comunión con Dios y la plenitud de la vida eterna.
La importancia de la Eucaristía y el descanso en Cristo
El mensaje del Papa también ha incluido un llamamiento a los jóvenes para que redescubran la Eucaristía como alimento espiritual y fuente de fortaleza en su camino. Ha comparado la Eucaristía con el maná que Dios dio al pueblo de Israel durante su travesía por el desierto, y con el alimento que recibió el profeta Elías para continuar su viaje. «La Eucaristía es la autopista hacia el cielo», ha recordado el Papa, citando al beato Carlos Acutis, un joven que hizo de la Eucaristía el centro de su vida diaria.
Asimismo, Francisco ha reconocido la importancia del descanso, tanto físico como espiritual, en la vida de los jóvenes. Ha citado el ejemplo de Jesús, quien aconsejaba a sus discípulos descansar tras su misión. Sin embargo, ha recordado que el descanso más profundo es el descanso del alma, que solo se encuentra en Cristo. «Cuando el cansancio del camino los agobie, vuelvan a Jesús», les ha animado, recordando las palabras de Cristo: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mt 11, 28).
De turistas a peregrinos: una invitación a vivir la vida con profundidad
El Papa Francisco también ha instado a los jóvenes a no ser simples turistas en la vida, sino peregrinos. Les ha pedido que no vivan de manera superficial, limitándose a «capturar breves momentos» como en un selfie, sino que profundicen en su experiencia, descubran el sentido de los lugares y situaciones que encuentren en su camino. «El turista pasa por la vida sin captar su belleza y sentido profundo, mientras que el peregrino se sumerge en ella, convirtiendo cada etapa en parte de su búsqueda de la felicidad», ha explicado.
En este contexto, Francisco ha destacado la importancia del próximo Jubileo de 2025, invitando a los jóvenes a vivirlo como un auténtico peregrinaje interior. Ha expresado su deseo de que muchos puedan acudir a Roma para cruzar las Puertas Santas, aunque también ha recordado que habrá oportunidades de peregrinación en cada diócesis, a través de la visita a los santuarios locales. El Papa les ha pedido vivir esta experiencia con tres actitudes fundamentales: agradecimiento, búsqueda y arrepentimiento, las cuales, ha afirmado, son claves para redescubrir el amor de Dios.
La misión de ser peregrinos de esperanza
Finalmente, el Pontífice ha lanzado un llamamiento a los jóvenes para que, renovados por el perdón y el abrazo misericordioso de Dios, se conviertan en misioneros de esperanza para los demás. «Que cada uno de ustedes regale una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna», ha exhortado, recordando que estos pequeños gestos pueden convertirse en «semillas fecundas de esperanza» para quienes más lo necesitan.
Antes de concluir, el Papa ha alentado a los jóvenes a fijar su mirada en los santos, quienes ya han alcanzado la meta y ofrecen un testimonio alentador. Citando a san Pablo, les ha recordado que al final de la carrera les espera «la corona de justicia» (2 Tm 4,7-8).
Finalmente, Francisco ha confiado el camino de los jóvenes a la Virgen María, animándolos a seguir adelante como «peregrinos de esperanza y de amor» en este mundo que tanto necesita de su luz y alegría.