(ACI Mena) Desde el primer día de la guerra, decenas de asociaciones y organizaciones eclesiásticas comenzaron a trabajar en labores de socorro y desarrollo. Su coordinación aumentó tras el terremoto del año pasado, gracias a la creación del comité episcopal «Servicio de Caridad». Este comité celebró su segunda reunión de coordinación el pasado miércoles en Damasco, con la participación de 45 organizaciones y proyectos de toda Siria.
A la reunión asistieron el presidente del comité, el arzobispo Yohanna Jihad Battah, y el nuncio apostólico en Siria, el cardenal Mario Zenari. El encuentro se centró en plantear los principales desafíos presentes y futuros para los cristianos de Siria, y en intensificar los esfuerzos para lograr una mayor coordinación entre las entidades caritativas que operan en el terreno.
En una entrevista exclusiva con «ACI MENA», Zaki Jargour, director de proyectos pequeños en «L'Oeuvre d'Orient» y responsable de monitoreo y evaluación de la Fundación Patriarcal de San Efrén en la ciudad de Alepo, reveló las múltiples dificultades que enfrentan los cristianos de Siria, en un momento en que la atención mundial hacia ellos ha disminuido.
Explicó:
«Antes de la guerra, el porcentaje de pobreza entre los cristianos era bajo, y a nadie se le ocurría acudir a una asociación o iglesia en busca de ayuda. Hoy, la gran mayoría de los cristianos se encuentran en situación de necesidad. Los jóvenes cristianos no pueden trabajar en el campo de sus estudios, prefiriendo las organizaciones caritativas que ofrecen mejores salarios. Sin embargo, ese salario apenas alcanza para una sola persona y no cubre los gastos de una familia. Por eso, muchos jóvenes han desistido de casarse, ya que es imposible comprar o incluso alquilar un apartamento».
Jargour añadió:
«Ante esta realidad, los cristianos han emigrado; prácticamente de cada 10 cristianos de Alepo, solo uno permanece en el país. La razón principal de la emigración es la situación económica, junto con el servicio militar obligatorio, que no tiene un límite de tiempo definido, además de la pérdida del estilo de vida tradicional cristiano, con el aumento del tribalismo y las divisiones en el país».
Jargour lanzó una alerta sobre la incapacidad de los cristianos para someterse a cirugías:
«Todas las iglesias y organizaciones eclesiásticas se han unido para cubrir los costos de las operaciones, que ahora son imposibles de pagar. Recientemente, una de las organizaciones dejó de brindar este apoyo, y si las demás también lo hacen, los cristianos no podrán someterse a operaciones quirúrgicas. También están los ancianos que no tienen quien los ayude; si no fuera por la asistencia de las entidades eclesiásticas, incluidas las comidas calientes, no podrían sobrevivir».
Agregó:
«La ayuda que ofrecen las iglesias es importante, pero no suficiente. Al igual que cualquier otra persona, el cristiano necesita primero un salario que cubra sus necesidades básicas para poder permanecer en su país, además de vivienda, atención médica, un tiempo definido para el servicio militar, y también electricidad (que ilumina los hogares solo tres horas al día). Además, la escasez de fuentes de energía y su alto precio impiden la apertura de cualquier negocio o proyecto».
Jargour concluyó señalando que todo lo anterior está vinculado a la consecución de la paz en el país. Si la situación continúa como está, «inevitablemente Siria se vaciará de cristianos en unos 25 años».