(Mercator/InfoCatólica) Este estudio reciente, publicado en la revista académica Heritage, utiliza una técnica de datación innovadora conocida como dispersión de rayos X de ángulo amplio (WAXS), la cual sugiere que la Sábana podría tener unos 2000 años de antigüedad, lo que coincide con la época de Jesús. El equipo de científicos, liderado por el Dr. Liberato De Caro, miembro del Consejo Nacional de Investigación de Italia, argumenta que la técnica WAXS es más precisa que la datación por carbono, ya que no se ve afectada por la posible contaminación de carbono-14, una limitación que podría haber afectado los resultados de 1988. Según el Dr. De Caro, la datación por carbono no pudo distinguir entre el carbono original de la tela y el carbono añadido en algún momento posterior, lo que explicaría por qué esa prueba situó la Sábana en la Edad Media.
Paralelamente, otro aspecto que ha captado la atención mediática es la historia de David Rolfe, un cineasta británico y ex ateo que inicialmente se propuso demostrar que la Sábana Santa era una falsificación. Sin embargo, después de investigar y realizar su película El testigo silencioso, Rolfe llegó a la conclusión de que la Sábana es realmente la tela funeraria de Jesús, lo que lo llevó a convertirse al cristianismo. Esta película, que tuvo una gran repercusión en su momento, mostró a la audiencia mundial la poderosa evidencia que respalda la autenticidad de la Sábana, y el reciente estudio científico parece darle aún más peso a esa conclusión.
El renovado interés en la Sábana también ha sacado a la luz críticas hacia la datación por carbono de 1988, que durante años se ha considerado defectuosa por muchos investigadores. Los datos brutos de esa prueba, que solo se han hecho públicos recientemente, tras décadas de estar guardados, han sido cuestionados por físicos y estadísticos que argumentan que los resultados no eran consistentes y que la datación no era fiable. A lo largo del siglo pasado, la Sábana Santa se ha convertido en uno de las reliquias más estudiadas de la historia, y en lugar de aclarar su origen, los estudios científicos han generado aún más preguntas sin respuesta.
Entre las razones por las que muchos siguen creyendo en la autenticidad de la Sábana se encuentra el hecho de que la imagen en la tela no tiene rastros de ningún medio artístico convencional, como pintura o tinta, y está formada por una capa extremadamente fina de fibras de lino descoloridas que se encuentran solo en la superficie de la tela. Esto sugiere que la imagen no pudo haberse creado mediante fluidos o gases, sino, según algunas teorías científicas, por una explosión de radiación desde el cuerpo que dejó la impresión. Además, la imagen presenta características tridimensionales únicas y heridas perfectamente reproducidas, lo que, junto con los rastros de polen y tierra que coinciden con la región de Jerusalén, refuerza la idea de que la Sábana podría ser auténtica.