(InfoCatólica) Refiriéndose al relato del bautismo de Jesús en el Evangelio de Marcos, el Santo Padre subrayó la presencia de la Santísima Trinidad en ese momento crucial, destacando la voz del Padre, la presencia del Espíritu Santo en forma de paloma y la proclamación de Jesús como el Hijo amado.
«En el Jordán, Dios Padre ungió a Jesús con el Espíritu Santo, consagrándolo como Rey, Profeta y Sacerdote», explicó el Papa, recordando que en el Antiguo Testamento los reyes, profetas y sacerdotes eran ungidos con aceite perfumado. En el caso de Cristo, señaló, el óleo es reemplazado por la realidad del Espíritu Santo, que desciende sobre Él para dotarlo de la plenitud del don del Espíritu, un don que comparte con su Iglesia.
Francisco también resaltó que, como miembros de la Iglesia, los cristianos son parte del «nuevo pueblo real, profético y sacerdotal», y que el nombre «cristiano» significa «ungido», una unción que nos llama a imitar a Cristo.
El Pontífice aprovechó la ocasión para recordar a los fieles la importancia de vivir en coherencia con esta unción, mencionando cómo San Pablo describió a los cristianos como «el buen olor de Cristo». «Lamentablemente, a veces los cristianos no difunden el perfume de Cristo, sino el mal olor de su propio pecado», advirtió el Papa, exhortando a todos a buscar los frutos del Espíritu, como el amor, la paz y la bondad, para que así puedan transmitir la fragancia de Cristo al mundo.
La catequesis concluyó con una oración al Espíritu Santo, pidiendo que todos los fieles sean cada vez más conscientes de su unción y se esfuercen por vivir según los frutos del Espíritu.