(Custodia/InfoCatólica) El sábado 6 de julio en Alepo (Siria), su ciudad natal, fueron ordenados sacerdotes George y Johnny Jallouf, de la Custodia de Tierra Santa (AQUÍ sus historias). Los nuevos sacerdotes se unen así a sus dos compañeros, Mark Vertido y Lorenzo Pagani, ordenados el 29 de junio en Jerusalén.
En Alepo, 17 años después
Para la parroquia de San Francisco de Alepo, donde los dos gemelos crecieron desde pequeños, sirvieron como monaguillos y después animaron los grupos juveniles, es la primera ordenación sacerdotal desde hace 17 años. Presidió la misa el vicario apostólico latino de Alepo, monseñor Hanna Jallouf, también franciscano de la Custodia de Tierra Santa y tío de los dos nuevos sacerdotes. Asistieron el vicario de la Custodia de Tierra Santa, fray Ibrahim Faltas, que presentó a los candidatos, algunos discretos de la Custodia de Tierra Santa en representación de toda la comunidad de frailes de la Custodia, los frailes de la comunidad siria y los representantes de otras Iglesias cristianas de Siria.
El rito de la ordenación
Tras la homilía se llevó a cabo del rito de la ordenación. Después de la pregunta del obispo, fray George y fray Johnny se postraron en el suelo al son de las letanías de los santos, entre los que se nombró a los mártires de Damasco, que serán canonizados el próximo 20 de octubre y cuya memoria litúrgica se celebra el 10 de julio. Luego, el obispo rezó la oración de consagración y les impuso las manos, seguido por todos los sacerdotes presentes.
Los dos frailes fueron revestidos con las vestiduras sacerdotales blancas, sus manos fueron ungidas con el óleo crismal y atadas con un paño de lino blanco (manutergio). Según una antigua tradición, su madre desató el paño, secó las manos de los nuevos sacerdotes y fue la primera en besarlos, seguida de su marido. Este paño será conservado por la madre de fray George y fray Johnny y se pondrá entre sus manos al final de su vida. Según la tradición, cuando se presente ante el Señor, podrá ofrecerle el sacerdocio de sus hijos, simbolizado por el paño ungido por el crisma. A continuación, los nuevos sacerdotes bendijeron a sus padres. Recibieron el cáliz y la patena, y el abrazo de paz de los sacerdotes presentes. La celebración continuó con los dos nuevos sacerdotes como concelebrantes.