(Efe/InfoCatólica) Monseñor García Aracil no considera «improcedente emplear la palabra enemigos porque, para el cristiano, hasta los enemigos son hermanos», aunque, a partir de ahí, habla de ellos como «adversarios», que «parece hoy más suave y tolerante».
A su juicio, estos hermanos promueven cada día «iniciativas verdaderamente originales y llamativas, apoyadas en argumentos que muchas veces se contradicen entre sí, pero que son hábilmente utilizados para avanzar en la pretensión de apartar de la sociedad los signos del cristianismo».
«Parece que les satisface cargar a la Iglesia con la culpa sobresaliente de toda clase de tropelías y pecados contra la libertad, contra el progreso, contra la tolerancia, contra los derechos humanos y contra vete a saber qué», sin rigor alguno, según el arzobispo.
En opinión del prelado, el papa Juan Pablo II ya pidió perdón por los pecados que hubieran «podido perjudicar a los hermanos en cualquier momento de la historia». Por todo ello, pide a los adversarios del cristiano «que deben pensarlo mejor», y les invita a reflexionar serenamente sobre la raíz del fenómeno religioso, «que ha estado presente siempre en la humanidad».
La inquietud de los adversarios del cristianismo «ha tenido muy serios precedentes, incluso en nuestra España querida», recuerda Monseñor García Aracil, que considera que los mártires de la reciente historia han sido semilla de nuevos cristianos.
«Así ha quedado probado por el resurgir de la fe cristiana y de la Iglesia después de aparentes aniquilaciones impuestas no siempre por mayorías bienpensantes, tolerantes, amantes de la libertad y del pluralismo democrático», añade el arzobispo extremeño.
En su opinión, los cristianos deben «rebatir, denunciar y clarificar las cosas, los criterios y los comportamientos con la misma libertad que cada uno cree gozar incluso para ofender la sensibilidad religiosa de las gentes».