(IFN/InfoCatólica) La firme creencia de la denominación bautista del sur en la santidad de la vida, que comienza en el momento de la concepción, choca con la práctica de la FIV. Este procedimiento a menudo implica la fertilización excesiva de óvulos sin un plan para su implantación, la congelación de embriones sobrantes e incluso la destrucción de estos embriones una vez que la pareja ha logrado el embarazo o decide no conservarlos más. La iglesia ha condenado estas prácticas, describiéndolas como profundamente problemáticas.
Asimismo, la iglesia ha denunciado la manera en que la FIV separa la procreación de la unión conyugal de los esposos en el matrimonio. Según su argumentación, esto va en contra del plan ordenado por Dios para engendrar hijos. Afirman que la FIV mercantiliza a los niños, lo cual va en detrimento de su dignidad como seres humanos.
Aunque la postura de la iglesia podría presionar a los políticos para regular o incluso eliminar la industria de la FIV, aún está por verse la reacción pública y política a estas opiniones. La iglesia equipara la destrucción intencional de embriones fertilizados durante la FIV con el aborto y subraya la significativa orientación teleológica y biológica de la sexualidad y la reproducción.