(Efe/InfoCatólica) «Todos nos quejamos del calor que hace y es cierto, toda la humanidad está sumida a ese calentamiento global, pero no se oyen las voces que nos dicen: hay que cambiar», indicó el purpurado en la homilía de la Misa celebrada en la Basílica Menor de Suyapa, al oriente de Tegucigalpa.
Todas las personas «tenemos que cambiar» ante los impactos de la crisis climática, destacó el cardenal, tras apuntar que «no se puede seguir confiando en que el crecimiento económico por sí solo va a solucionar los problemas».
«En nuestra sociedad existe algo más profundo, una crisis antropológica y una falta de sentido para vivir», señaló Rodríguez, quien añadió que en el mundo hay una necesidad de esperanza.
Igualmente lamentó que en Honduras «no tenemos conciencia» del perjuicio que provoca la quema de los bosques y expresó su preocupación por la contaminación que sufre Tegucigalpa, la capital.
«Estamos rodeados de tanto humo que no podemos mirar hacia arriba, eso indica que estamos fallando», recalcó el prelado, quien hizo un llamado a la población para que asuma «su cuota de responsabilidad».
El cardenal aseguró que la contaminación del aire que afecta a Tegucigalpa debido a una densa capa de humo se debe a que «no tenemos conciencia de que aquí todos los años es lo mismo. ¿Cuándo vamos a tomar conciencia de que quemar es dañar?¿Qué tipo de país y de ciudad dejaremos a las futuras generaciones? Honduras no puede seguir siendo peor que antes».
Las autoridades de Honduras, uno de los países más propensos a sufrir fenómenos naturales, han establecido una alerta roja (emergencia) indefinida para dos de sus 18 departamentos, y una alerta amarilla (vigilancia) para otros cuatro debido a la contaminación del aire.
Adicionalmente, mantienen una alerta verde (prevención), también por tiempo indefinido, en el resto del país para seguir monitoreando el fenómeno y la salud de la población, especialmente de quienes padecen enfermedades respiratorias.
De acuerdo con la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales, las alertas se deben a los «altos niveles de contaminación atmosférica, la mala calidad del aire que provoca la densa capa de humo, altas temperaturas, algunos incendios forestales y ausencia de lluvia».