(Asia news/InfoCatólica) El acelerado envejecimiento de la población japonesa (en 2023 el número de nacimientos alcanzó un mínimo histórico) es el principal motivo del aumento sin precedentes en el número de viviendas vacías y abandonadas en Japón. Según un estudio del gobierno publicado el 30 de abril, hay un total de 9 millones de viviendas desocupadas, representando el 13,8% del total del país, o una de cada siete. La creciente despoblación de las prefecturas periféricas también influye en esta cifra: la tasa más alta se registra en Wakayama y Tokushima, con un 21,2%, seguidas de Yamanashi, con un 20,5%, exceptuando Tokio.
Cerca de la mitad de los 4,76 millones de viviendas vacías (akiya en japonés) están disponibles para alquiler o venta, según los datos del Ministerio del Interior, mientras que otras 380.000 están destinadas a un uso estacional u ocasional. Sin embargo, el dato más alarmante es el número de casas abandonadas y no destinadas al uso, que ha aumentado en 370.000 unidades desde el último estudio y actualmente asciende a 3,85 millones, la cifra más alta jamás registrada. Muchas de estas construcciones están en condiciones precarias, con ventanas poco iluminadas, paredes cubiertas de vegetación trepadora y techos inestables. Frecuentemente, estas viviendas corren el riesgo de derrumbe por falta de mantenimiento durante largo tiempo, así como de incendios provocados que comprometen la seguridad del vecindario, o incluso de convertirse en puntos de vertido ilegal de residuos.
Los estudios, el más reciente de los cuales se realizó en octubre de 2023, se llevan a cabo cada cinco años desde 1948. El continuo aumento del número de casas deshabitadas se observa desde 1973 y se ha duplicado en los últimos 30 años, en línea con el prolongado invierno demográfico que sufre Japón desde hace décadas.
Por otro lado, el número de trabajadores extranjeros en el país ha aumentado, principalmente como resultado de iniciativas políticas, incluyendo la decisión del Gabinete del pasado mes de marzo de permitir que otras 820.000 personas participen en programas de empleo hasta 2028. La muerte de personas mayores, que también alcanza una cifra récord de 1.590.500 en 2023, contribuye al incremento de viviendas vacías. Asimismo, su traslado a residencias de ancianos y el fenómeno de las «familias nucleares», cuando los hijos residen con sus padres pero en domicilios separados, también influyen. Además, tras los fallecimientos, las viviendas heredadas quedan descuidadas y desprotegidas debido a los altos costos de demolición y otras complicaciones, como la dificultad para venderlas.
Se estima que el número de viviendas akiya seguirá creciendo en el futuro, especialmente debido al envejecimiento de la generación del baby boom. Para contrarrestar esta tendencia, en diciembre pasado el gobierno introdujo modificaciones a una ley que permite a los funcionarios municipales solicitar a los propietarios de viviendas desocupadas que cumplan con reglas específicas de gestión de edificios; de lo contrario, las casas abandonadas perderán el acceso a beneficios fiscales.
El país con tasa de natalidad más baja del mundo
Japón es el país con tasa natalidad más baja de todo el mundo (*) con solo 1.37 nacimientos por cada mujer en edad fértil
Esta baja tasa de natalidad se vincula con varios factores socioculturales y económicos, como el alto costo de vida, la dificultad para equilibrar la vida laboral y familiar, especialmente para las mujeres, y una preferencia creciente por estilos de vida no familiares. Además, el país enfrenta un aumento en el número de personas solteras y una tendencia hacia matrimonios más tardíos y menos hijos.
El impacto de esta baja natalidad es profundo, afectando la fuerza laboral y aumentando la carga sobre los sistemas de seguridad social, ya que hay menos trabajadores para apoyar a una población anciana en crecimiento. El gobierno japonés ha implementado varias políticas para intentar revertir esta tendencia, incluyendo incentivos para la crianza, apoyo para la educación infantil y medidas para mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal. Sin embargo, hasta ahora, estos esfuerzos no han logrado un cambio significativo en la tasa de natalidad.
En Japón hay casi cuatrocientos cincuenta mil católicos, lo que supone casi el 0.4% de la población. Los protestantes llegan a seiscientos mil. La presencia del cristianismo en el páis nipón es, por tanto, residual.
(*) Mónaco y Andorra tiene la tasa de natalidad aún más baja pero tiene menos de cien mil habitantes y no forma parte de las principales estadísticas de natalidad en el mundo