(ACIPrensa/InfoCatólica) En Bogotá, Colombia, el padre Laureano Barón, encargado de la parroquia Santo Domingo Savio, expresó su consternación por un incidente que calificó como sacrilegio durante una Misa reciente. Informó que una mujer, luego de recibir la Eucaristía, regresó a su sitio y compartió un fragmento con su mascota, un acto que considera de extrema gravedad.
El domingo 28 de abril, al concluir la Misa en la parroquia, el padre Barón, que tiene casi 2 años como párroco del templo, compartió con los fieles congregados el hecho, que le causó gran pesar: «Tengo que decir algo que me duele enormemente (...) hace unos días uno de nuestros acólitos observó que una mujer que pasó a comulgar con su mascota al llegar al lugar del puesto donde estaba sacó un pedazo de la hostia y se la dio a su animal».
Asimismo, destacó que no solo era un pecado, sino también un sacrilegio, y que la mujer responsable de haberlo hecho debía confesarse urgentemente, pero no con él, puesto que un sacerdote no puede perdonar una falta de esa índole: le tocaría confesarse con el obispo, «porque eso es el acto más grave y sacrílego que hay».
Esto está estipulado en el Código de Derecho Canónico, particularmente en el numeral 1382 - § 1: «quien arroja por tierra las especies consagradas, o se las lleva o las retiene con una finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica», o sea, el Vaticano.
El párroco también señaló que en la Iglesia Católica está completamente permitido recibir la Comunión en la mano o en la boca, siempre y cuando sea con el debido respeto y, en caso de ser en la mano, «tienes que consumirla delante del ministro, no te la puedes llevar a ningún sitio».
Recordó otros momentos en los que ocurrieron hechos similares: «Alguna vez una mamá sacó un pedacito y se la dio al chiquito que le pedía ‘déjame saber a ver cómo sabe eso’. Pareciera que no entendiéramos que estamos ante el milagro más grande del mundo y ante lo más sagrado que tenemos».
Asimismo, menciona lo escrito en la Instrucción Redemptionis Sacramentum del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano en el numeral 92: «Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia».
«Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano», finaliza.