(CatholicWeekly/Infocatolica) El nuevo embajador de Venezuela presentó sus credenciales al Papa Francisco el 1 de mayo junto con una estatua del beato José Gregorio Hernández; médico, profesor y filántropo venezolano fallecido en el año 1919.
La presentación de la estatua del beato José Gregorio Hernández ante el Papa Francisco simboliza no solo el reconocimiento de la importancia de esta figura en la cultura venezolana, sino también un gesto de respeto y cercanía entre Venezuela y la Santa Sede.
Desde el mismo año de su fallecimiento, José Gregorio Hernández fue ampliamente venerado en todo el país, siendo considerado un santo para toda la nación venezolana. Su legado trascendió las fronteras de la medicina y la filantropía para convertirse en un símbolo de fe y devoción para millones de personas.
En iglesias, hogares y lugares de culto en toda Venezuela, las oraciones dirigidas a José Gregorio Hernández son una expresión de la profunda conexión espiritual que existe entre el pueblo venezolano y este hombre que durante su vida entregó todo por el amor al prójimo.
La declaración del Papa Francisco sorprendió tanto al nuevo embajador como a toda Venezuela, al anunciar de manera inesperada: «Lo canonizaremos». Esta impactante afirmación señala un hito histórico que nadie anticipaba en ese momento, ya que convertiría al beato José Gregorio Hernández en el primer santo oficialmente declarado del país sudamericano.
En 2016, el Vaticano medió entre el gobierno venezolano y la oposición, pero las reuniones no tuvieron éxito.
Desde entonces, el papa Francisco ha intervenido ocasionalmente para hacer un llamamiento a la paz en el país, plagado de inestabilidad y violencia.
A pesar de este amistoso y esperanzador encuentro, las relaciones entre el Vaticano y Venezuela son delicadas.