(ACN/InfoCatólica) Al preguntarle por los momentos más difíciles que ha vivido durante estos 200 días de guerra ha asegurado que fueron los primeros, pero también ha querido recordar el tiempo de Navidad, y es que «la privación de la alegría navideña, de la fiesta del nacimiento de Cristo para traer la paz, fue terrible para nuestros cristianos. Las imágenes de la desolación en Belén en Navidad no se olvidarán fácilmente en los años venideros».
Por desgracia, el cardenal Pizzaballa ha asegurado que «la incertidumbre sobre el desenlace de esta crisis sigue reinando». Lleva 34 años viviendo en esa tierra y ha visto muchas guerras, intifadas y enfrentamientos, pero «ésta es la prueba más difícil a la que hemos tenido que enfrentarnos». Ahora la incertidumbre, como dice, «es cuánto durará esta guerra, y más aún qué ocurrirá después, porque una cosa es cierta: nada volverá a ser como antes. Y no hablo sólo de política; pienso en todos y cada uno de nosotros. Esta guerra nos cambiará a todos».
Los cristianos de Gaza
¿Cómo es la situación de los cristianos de Gaza? Ante esta pregunta Pizzaballa ha respondido que «sigue siendo difícil debido al equilibrio psicológico, que obviamente se tambalea tras seis meses de cautiverio en los locales de la iglesia». Del mismo modo, ha señalado que «ahora quedan algo más de 500 dentro de la iglesia. Algunos, en los últimos días, no han podido aguantar más y, tras llegar a Rafah, han abandonado la Franja. Han tenido que endeudarse mucho para poder salir». Así, ha puesto en valor la dedicación «especialmente de las tres monjas de la Madre Teresa, que nunca han dejado de atender a los niños discapacitados, son conmovedores».
Esta guerra le ha hecho experimentar momentos de soledad: «Es inevitable cuando se tienen responsabilidades, y cuando éstas son tan graves que afectan también a la vida de las personas que te rodean y a las que quieres». Aún así, también ha considerado la soledad como una ventaja: «La de preservar una posición de libertad. Disfruto del don de la amistad de muchos, pero un cierto distanciamiento me permite no dejarme influir emocionalmente en mis decisiones».
La cercanía del Papa Francisco
La relación constante durante estos meses con el Papa Francisco ha sido muy importante para el Patriarca: «No es sólo una cercanía de palabras y afecto lo que el Papa Francisco ha querido transmitir a nuestras comunidades, sino también de ayudas concretas que nos han llegado directamente y con las visitas de los cardenales Krajewski, Filoni y en los últimos días Dolan».
Durante estos seis meses, el Santo Padre se ha acordado de Tierra Santa en casi todos sus discursos. El apoyo externo y sus palabras «han tenido un gran peso», es más, cuando «ha sido objeto de críticas por ambas partes, de hecho quizás precisamente cuando ha sido objeto de críticas, ha manifestado la gran autoridad de la que goza». Sus repetidos llamamientos a la liberación de los rehenes y a un alto el fuego inmediato en la Franja han entrado con peso en la historia de esta guerra. Quisiera recordar que hoy son tantos los que piden un alto el fuego, pero en noviembre sólo lo pedía la solitaria y valiente voz del Papa Francisco», ha señalado.