(ACN/INfoCatólica) La situación actual en la República Democrática del Congo (RDC) es extremadamente tensa y compleja, especialmente en el este del país, en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur donde el grupo armado M23 y las fuerzas nacionales están en conflicto activo. Este enfrentamiento ha exacerbado una ya grave crisis humanitaria y ha provocado un desplazamiento masivo de la población.
Las hostilidades han escalado dramáticamente desde que expiró un alto el fuego en diciembre, afectando severamente a ciudades como Sake y Goma. Con alrededor de seis millones de personas desplazadas por la fuerza, la RDC es el país africano con el mayor número de desplazados.
Los obispos piden a los dirigentes congoleños que sirvan al pueblo y que «dejen de gestionar el país como su patrimonio privado». Además, piden a la comunidad internacional que «deje de asfixiar a África» y que «comprenda de una vez por todas que la República Democrática del Congo no está en venta ni se puede explotar anárquicamente».
En su mensaje denuncian, entre otras cosas, la «inseguridad, que se ha vuelto endémica, con su estela de asesinatos perpetrados incluso a plena luz del día, las masacres y secuestros», así como «el cerco a la ciudad de Goma por el M23 apoyado por Ruanda» y «la parálisis de la economía por una estrategia de aislamiento y asfixia de las grandes y pequeñas aglomeraciones urbanas».
Asimismo, llamentan el hecho de que se estén cerrando total o parcialmente algunas parroquias debido a la inseguridad, el abandono de los jóvenes y «el quebrantamiento de la confianza entre la población civil y las fuerzas militares, por una parte, y los civiles y las autoridades del estado de sitio, por otra».
En cuanto a las raíces de los males que aquejan al segundo país más grande de África, los obispos escriben: «Cuando escuchamos a nuestro pueblo hablar del origen de nuestro interminable sufrimiento, este nos dice que todo esto ocurre porque el Estado congoleño está muerto; que nosotros, los gobernados, hemos quedado abandonados a nuestra triste suerte, y que no hay ningún indicio de que los gobernantes actuales piensen en el bienestar de los gobernados».
Los obispos, a pesar de las dificultades, muestran esperanza al responder a las fuerzas destructoras de su país con su fe en «el Dios de los vivos», y recuerdan las palabras del salmista: «No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor» (Sal 118,17). También piden a los fieles que recen por su propia conversión y la de sus verdugos, «tanto del interior como del exterior».
Igualmente destacan el heroísmo de los sacerdotes y religiosos en las zonas ocupadas por los rebeldes del M23 y las ADF, así como la confianza que la mayoría de la población tiene en la Iglesia católica «como institución que no se cansa de defender los intereses del pueblo» y la presencia caritativa de la Iglesia «entre los desplazados, que superan los dos millones en las diócesis de Butembo-Beni y Goma».
La ayuda de ACN
La República Democrática del Congo (RDC) recibió aproximadamente 3,5 millones de euros de la fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN) en 2023. La ayuda de ACN se benefició a 42 de las 48 diócesis del país y apoyó un total de 251 proyectos diferentes. ACN se esfuerza especialmente por fortalecer la presencia de la Iglesia en las regiones abandonadas y olvidadas por el gobierno.
La formación religiosa fue el principal foco de interés (35%). Este país fue el que recibió más ayuda de ACN en este aspecto en el mundo. Esta ayuda se proporcionó principalmente para la formación permanente del clero (16%), la formación de seminaristas (14%) y el 5% restante se destinó a becas de estudio para sacerdotes. Otra ayuda importante se proporcionó a través de intenciones de misa (21%) de la ayuda total al país.