(Fides/InfoCatólica) El Consejo de Transición se creó tras la dimisión del Primer Ministro Ariel Henry, obligado a dimitir por las amenazas de las bandas armadas que controlan efectivamente la capital, Puerto Príncipe. Bajo presión internacional y con la mediación de la Comunidad del Caribe (Caricom), se formó el Consejo Presidencial de Transición, compuesto por siete miembros de pleno derecho y dos observadores, para nombrar un Primer Ministro interino e intentar recuperar el control de la ley y el orden.
Los obispos haitianos no participaron en la formación del Consejo de Transición. En su carta pastoral del 18 de marzo, afirman:
«Con el fin de mantener la distancia moral que le permita cumplir su misión profética, la CEH (Conferencia Episcopal Haitiana) no ha designado a nadie para representar a la Iglesia católica en el Consejo Presidencial ni en ninguna estructura gubernamental. Esperamos, sin embargo, que las conversaciones en curso conduzcan a un verdadero acuerdo patriótico, inclusivo y duradero, en interés de todo el pueblo haitiano, que aspira a la paz y a la prosperidad»
«La Conferencia Episcopal de Haití se sitúa en la línea y perspectiva de este nuevo llamamiento por el fin de la violencia en Haití, por la paz y la reconciliación, lanzado recientemente por el Papa Francisco», subrayan. Y añaden:
«A la espera de la constitución de las instancias institucionales que deberán llevar a buen término la transición, invitamos indistintamente a todos los haitianos a no alimentar la violencia, porque la violencia engendra violencia, el odio engendra más odio y la muerte más muerte. Toda destrucción hace retroceder o retrasa a Haití en su marcha hacia el progreso que todos deseamos».
Sin embargo, el camino hacia la pacificación de Haití aún parece largo. Además de las dificultades en el seno del propio Consejo de Transición, la comunidad internacional también está luchando por iniciar el despliegue de una fuerza policial dirigida por Kenia para ayudar a las nuevas autoridades haitianas a recuperar el control de la capital, en manos de unas 300 bandas armadas.
«No es una misión de mantenimiento de la paz de la ONU, es un tipo de misión diferente, hay que formar a la policía, y el Departamento de Defensa tiene que establecer un campamento en Haití donde alojar a los policías y habrá que crear un fondo fiduciario de la ONU para que Kenia pueda recibir el dinero para emprender esta misión en Haití... y estas cosas llevan su tiempo», ha subrayado el embajador estadounidense en Nairobi. Mientras tanto, se ha publicado un anuncio de contrato del Pentágono para financiar el envío de al menos un capellán católico y otro protestante para los miembros de la policía que se envíen a Haití.