(InfoCatólica) Cuando los trabajadores de la Catedral llegaron por la mañana para preparar el Domingo de Ramos se dieron cuenta del robo y llamaron a las fuerzas de seguridad del estado. Los cofrades que acudieron para ayudar en la preparación de la Misa y la posterior procesión, se encontraron ya con la policía científica investigando las circunstancias del robo.
Alto valor económico y religioso
Para la elaboración de la corona de la Virgen y del Niño se emplearon 2.261 gramos de oro, más de 85 gramos de platino, 124 brillantes, 1.377 rosas, 15 perlas, 1 perla japonesa, 39 medias perlas, 506 aljófar, 44 turquesas, 53 esmeraldas, 175 topacios, 100 olivinas, y 12 turmalinas.
Fue costeada en 1952 por los devotos a través de más de 800 aportaciones de donantes que no sólo fueron económicas. También se entregaron objetos de orfebrería y joyería como pendientes, collares, cadenas e hilos de oro, medallas y medallones, monedas, sellos, anillos y pulseras. Todas estas donaciones se encuentran recogidas en el «Libro de la Coronación» con los nombres de las personas que quisieron aparecer aunque hubo muchos que donaron de forma anónima.
Duele en el alma
El obispo de Plasencia, Mons Ernesto Brotóns, ha asegurado sobre el robo que «duele en el alma» porque no solo han sustraído, entre otras piezas, «una joya preciada y preciosa, de incalculable valor, sino un pedacito, no pequeño, del corazón de los placentinos».
Comunicado de Mons. Ernesto Brotóns:
Duele en el alma
Duele en el alma. No solo han robado, entre otras piezas, una joya preciada y preciosa, de incalculable valor, sino un pedacito, no pequeño, del corazón de los placentinos. Dos coronas robadas, la de la Ntra. Sra. del Puerto y la del Niño, forjadas gracias al cariño y la devoción de nuestros mayores, ricos y pobres. Dos coronas robadas, testigos de muchas lágrimas, oraciones, súplicas… recuerdo y memoria tierna y agradecida de nuestros antepasados, de nuestros mayores.
Aun siendo consciente de que suena ingenuo, y quizá lo sea, ruego a quien nos ha arrebatado este tesoro que recapacite y lo retorne. Me uno a la invitación del Cabildo a orar por la pronta recuperación de los bienes robados, también con una plena confianza en la acción policial. Estamos a plena disposición de la investigación en curso.
Ruego a nuestra Madre, en esta tarde del Domingo de Ramos, que acepte nuestro dolor y nuestra oración en desagravio por este hecho. Haciendo suyo nuestro disgusto y dolor, y, sin que ello suponga negar un ápice de la importancia de lo sucedido, Ella nos dice hoy con amor de Madre: «vosotros sois mi corona». Lo habéis sido desde siempre y lo sois. La robada nos representa, representa a nuestros mayores, y por eso nos duele. Mas, no lo olvidemos nunca, la más preciada corona para Nuestra Señora del Puerto somos nosotros, sus hijos, y el mayor regalo que podemos seguir ofreciéndole no es otro que nuestro cariño, nuestra fe, nuestra vida entregada por los demás, una vida en fraternidad. Y Ella, por más que nos hayan arrebatado su corona, siempre será nuestra Madre y nuestra Reina.
Placentinos, en el Puerto y en nuestros corazones, fijó su trono. A Ella no dejamos de encomendarnos.
+ Ernesto
Obispo de Plasencia