(LifeSiteNews/InfoCatólica) El destacado canonista P. Gerald Murray dijo a Raymond Arroyo que admitir la admisión del «diaconado femenino femeninas» sería un «grave acto de herejía en la vida de la Iglesia».
En la reciente edición del programa de Raymond Arroyo The World Over, el canonista padre Murray y el autor católico Robert Royal discutieron el significado de la afirmación hecha por una monja que aseguró recientemente en el Vaticano que el Papa Francisco «está muy a favor del diaconado femenino».
El padre Murray explicó que la Iglesia nunca ha administrado el Sacramento del Orden a las mujeres, tampoco en el grado del diaconado, y que sería contrario a la enseñanza de la Iglesia y la Tradición hacerlo.
Dijo que «la razón por la que no está permitido es porque la Iglesia nunca lo ha hecho». «Si esto [admitir al diaconado a las mujeres] se hiciera, supondría un grave acto de herejía en la vida de la Iglesia porque sería la autorización por el Papa de algo que es imposible que suceda: que a las mujeres se les dé el sacramento del Orden Sagrado».
«Y si eso sucediera, la Iglesia se dividiría porque habría algunos obispos que lo harían y otros que no», continuó el padre Murray. «Y entonces, si en una diócesis se "ordena" a una mujer como diácono, ¿podría esa diácono cruzar la frontera a la diócesis vecina y trabajar como diácono? Ni siquiera sería reconocida como diácono».
«Así que esto es muy serio, y realmente lamento estas declaraciones básicamente políticas, en las que se afirman cosas que no se saben o no están probadas».
También mencionó que en 2002 una Comisión Teológica en 2002 ya declaró que no había habido mujeres diáconos ordenadas en la historia de la Iglesia.
La verdadera cuestión en juego es la ordenación sacerdotal de mujeres
Además, explicó que «la cuestión aquí no son las mujeres diáconos; la cuestión son las mujeres sacerdotes». «El sacramento del Orden es un solo sacramento. No hay tres sacramentos. Hay tres grados o niveles del sacramento, pero es un solo sacramento».
«Así que tan pronto como... se intente ordenar diácono a una mujer, se volverán y dirán; "Ah, si una mujer ya tiene las Órdenes Sagradas ahora puede ser promovida al segundo y tercer grado'».
«Todo esto es un intento de utilizar el feminismo moderno como un nuevo criterio para determinar el significado de la revelación y la enseñanza de la Iglesia. Hay que rechazarlo», declaró el padre.
En su carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis de 1994, el Papa Juan Pablo II afirmó la enseñanza perenne de que sólo los hombres pueden ser ordenados sacerdotes:
«Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia».
Robert Royal especuló con la posibilidad de que Francisco intentara introducir «algún estatus semioficial» para las «mujeres diáconos» que evitara enseñar una herejía descarada.
«Ha habido algunos casos en los que él [Francisco] ha hablado y ha dicho que la ordenación es sólo para hombres, y eso parece ser una declaración fuerte», dijo Royal. «Pero me parece que sí quiere elevar el estatus de la mujer en la Iglesia. Lo ha dicho. Dijo que la Iglesia debería ser menos masculina».
La relación de este asunto con el documento Fiducia Supplicans
«¿Podría ser que como estas bendiciones de parejas irregulares?», preguntó. «Lo que podríamos conseguir es algún estatus, algún estatus semioficial para las mujeres que no se definiría como el diaconado, pero que de hecho tendría algunas de las funciones de ser diácono, así que tendríamos la realidad sin el título. Eso no me sorprendería en absoluto. Y puede que ese sea el siguiente paso»
El P. Murray señaló que el FS forma parte de un intento de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la inmoralidad de los actos homosexuales. «Están intentando cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la inmoralidad de la actividad homosexual, pero no decirlo en público», dijo.
«Piensen en lo que están haciendo: Una pareja homosexual se 'casa' en el Ayuntamiento. Luego llaman a su sacerdote favorito y le dicen: '¿Nos bendeciría? Vamos a pasarnos y, ya sabe, a llevarnos los anillos y todo lo demás'. Y el cura dice: 'Claro, ¿por qué no?'».
«Y entonces te dices: 'Bueno, ¿qué significa que una pareja homosexual se case en el Ayuntamiento?'. Número uno, significa que están cometiendo pecado mortal, una promesa de actividad sexual. Y segundo, significa que rechazan la doctrina católica de que el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer».
«Así que no merecen que su relación sea bendecida cuando está basada en el pecado mortal y en el rechazo de la doctrina de la Iglesia sobre la naturaleza de la unión entre hombre y mujer. Eso es lo que está pasando aquí», concluyó.