(Juan Domingo Fernández/Hoy.es/InfoCatólica)
–Con 23 años era sacerdote. ¿Consideraba entonces que ya sabía lo suficiente de la vida?
–Yo creo que sí. Creo que con 23 años uno tiene ya la suficiente experiencia como para hacer una opción definitiva de tu vida, para el matrimonio o para otras opciones. Por tanto, era consciente, después de tantos años de formación en el seminario de lo que quería. Me ordené con toda la conciencia del mundo y con una gran alegría que sostengo hasta estos momentos.
–¿A qué edad entró en el seminario?
–A los 17 años, en el Seminario de Cáceres, donde estoy prácticamente haciendo toda la Filosofía y luego durante unos años estudio la Teología en Toledo. Y completo todos mis estudios en Roma, donde hago la licenciatura y luego el doctorado en Teología.
–¿Había cursado el Bachillerato de letras?
–Había hecho también Formación Profesional. Estudié distintas cosas y luego en el Seminario terminé lo que me faltaba del Bachillerato.
–¿De Roma qué fue lo que más le llamó la atención?
–¿De Roma? Todo. Roma me parece una ciudad cosmopolita. Donde está el Papa, donde está la Iglesia. Esa frase famosa que dicen los italianos: «Roma veduta, fede perduta» [«Roma vista, fe perdida»] a mí no me resultó así. Yo consolidé totalmente mi fe. Viví primero dos años y después estuve otros cinco años yendo y viniendo mientras hacía el doctorado.
–¿Fue un estudiante "empollón"?
–Me considero un estudiante serio. Me tomaba muy en serio el estudio. Creo que estudiaba con pasión. Me gustaba mucho estudiar Teología, estudiar la Biblia, estudiar las lenguas., Sociología, Psicología. Todo. Porque, claro, la carrera de Teología es una carrera muy completa.
–¿Alguna vez le tentó la teología de la liberación?
–¿En qué sentido?
–Se lo pregunto porque pertenece a una generación en la que estuvo muy activa esa corriente.
–A mí no solamente me ha tentado, sino que me ha capturado la teología de la liberación auténtica, la que para mí ha promocionado y ha vivido la madre Teresa de Calcuta (a la que conocí y saludé alguna vez), por ejemplo, o la de Vicente de Paúl de la entrega a los pobres. Yo creo que no se puede vivir el Evangelio sin una opción clara y diferencial por los pobres. Ahora, ¿eso es teología de la liberación? A mí la teología de la liberación que me cautivó fue la de Teresa de Calcuta, Juan Pablo II, Vicente de Paúl. Otro tipo de teologías de la liberación más de....
–...matiz político.
–Sí, las de matiz político no me atraían.
–Marx decía que la religión "es el opio del pueblo". ¿Por qué cree que no tenía razón?
–Pues porque la religión ha sido la que más ha hecho por la Humanidad. No creo que exista hoy nadie que haya trabajado más al servicio de los necesitados, de los pobres. La verdadera religión, claro, entendida como la búsqueda profunda del hombre y como un tratar de plasmar las relaciones humanas de fraternidad. En ese sentido la religión, sobre todo la religión cristiana, raro es el lugar del mundo, el lugar donde vayas, cualquier barrio, cualquier ciudad, en el que no haya un grupo de religiosos o de religiosas trabajando con los más empobrecidos, con los más sufrientes. Por tanto, yo creo que ahí se equivocó totalmente.
–¿A qué edad se sacó el carnet de conducir?
–No tengo carnet de conducir. Ni tengo carnet de conducir ni tengo coche. El coche que tengo se puede decir que es del Obispado, no es mío personal.
–Su hermana Toñi dice que tiene buen humor. ¿Sabe contar chistes de curas, por ejemplo?
–Sí, sí. Y además, creo que el sentido del humor es el sentido del amor. Porque creo que cuando uno se toma demasiado en serio, sobre todo su propia persona, a veces estamos haciendo un mal servicio a los demás. Yo creo que saber relativizar muchas cosas y tomárselas con sentido del humor es el verdadero sentido del amor. Y sé muchos chistes de curas. Por ejemplo voy a contar uno de un cura que era muy despistado y salió a celebrar misa con sombrero. Entonces empezó la gente a decirle: "Señor cura, el sombrero, el sombrero". Él no se daba cuenta y toda la iglesia viendo que seguía la misa con sombrero, le insistía: "Señor cura, el sombrero, el sombrero". Cuando la gente se acercaba a comulgar, el Cuerpo de Cristo, Amén, la gente: "Señor cura, el sombrero, el sombrero". Y al terminar la misa dice el cura: "Y ahora, como respuesta a la petición de todos los feligreses canto 'El sombrero'. El sombrero, ¡ay mi sombrero!". [Monseñor Cerro entona esa última frase con aire de copla y todos: el fotógrafo, este periodista y él mismo, no podemos evitar las carcajadas].
–¿De qué equipo de fútbol es seguidor?
–Del Real Madrid. Jugué mucho al fútbol. Siempre me gustó muchísimo el fútbol.
–¿Y de qué jugaba?
–Pues jugaba de delantero centro. Jugué en el Malpartida de delantero centro, y en aquella época, con 17 años, me consta que Asenjo, que estaba entonces de entrenador, se interesó por mis servicios, aunque yo ya me fui al seminario y me desentendí de aquellos temas. Siempre he sido del Real Madrid, del Malpar también, en su tiempo, cuando el Malpar hacía furor; del Cacereño, claro, y he jugado mucho.
–O sea, que la Iglesia ha ganado un obispo pero a lo mejor hemos perdido un buen futbolista.
–Pues yo no sé. porque en eso del fútbol son gente tan especialista, tan preparada. Yo estoy muy contento de ser obispo, de ser sacerdote y lo importante es ser feliz donde uno está y tratar de cumplir con la misión que en este caso Dios te ha encomendado.
–¿Sabe nadar?
–Sí.
–¿Dónde aprendió?
–Pues en eso que comentaba antes: en las marchas, en los campamentos que iba con la parroquia con distintos grupos de jóvenes. Me gusta mucho nadar, me gusta mucho el mar, me gustan mucho los ríos. la naturaleza. Soy un entusiasta de toda la naturaleza. Pero quizás lo que más me apasiona sea el mar. Yo siempre digo que me gusta por lo menos una vez al año estar cerca del mar.
–¿La riqueza es incompatible con el reino de los cielos?
–Depende. Es verdad que hay una frase de Jesús que dice "qué difícil que un rico entre en el reino de los cielos". Ahí lo que Jesús viene a decir es que será muy difícil a aquellos que le den el corazón a la riqueza. Se puede decir que la avaricia rompe el saco. Pero yo no creo que de por sí la riqueza, como la pobreza, sea ni bueno ni malo. Depende del corazón con el que lo vivas.
–¿Los tiempos de crisis económica sirven para poner a prueba la espiritualidad de los pueblos?
–Yo creo que la crisis nos hará recuperar a lo mejor distintos valores que la sociedad va perdiendo. Por ejemplo, el valor de la austeridad. Es un valor ser austeros. El valor, por ejemplo, de disfrutar de lo que tenemos. El valor de que el consumismo por el consumismo no da la felicidad. No nos podemos convertir en consumistas constantes, de fin de semana, para terminar igual. Yo creo que sí. El problema de las crisis es que siempre las pagan los más pobres. Los que están metidos en todas las crisis esos no saldrán de la crisis nunca. Eso es lo más preocupante. Pero al público en general la crisis nos ayudará, como decías tú muy bien, a recuperar ese sentido quizás del valor de las cosas pequeñas, de saber disfrutar, de que se puede ser feliz con menos, de que hay cosas maravillosas que se pueden tener sin necesidad de muchos medios o mucho dinero. Creo que esto también te ayuda a descubrir yo diría que el valor de la austeridad.
–¿Cuál es su principal virtud?
–Eso tendrían que decirlo los demás. Desde mi experiencia no sé cuál es mi principal virtud. Dicen que soy muy cercano a la gente, por ejemplo, que soy muy humano. También es una cosa que se dice. Cercano y humano. Pero no sabría decirlo.
–¿Y su principal defecto?
–Pues quizás no debería dejarme llevar tanto por cierto activismo. A veces, hay ciertos aspectos que debería cuidar más. Quizás el activismo es un defecto que voy reconociendo poco a poco.
–¿Qué libro prepara?
–Estoy trabajando ahora en dos o tres libros. Lo que acabamos de enviar ahora mismo a la editorial es un libro sobre peregrinaciones, porque la diócesis hace tres o cuatro peregrinaciones al año. Y luego estoy escribiendo un libro sobre las dos devociones más importantes a la Virgen en Cáceres. Uno sobre la Virgen de la Montaña, "Subió deprisa a la Montaña", lo he titulado, que espero que salga dentro de no mucho; y otro sobre la patrona de Coria, la Virgen de Argeme. También estoy preparando una pastoral sobre la religiosidad popular, que saldrá para febrero. Son las cosas más inmediatas. Luego escribo todos los días en "Alfa y Omega", (me pidieron a mí las homilías y creo que he sido el único obispo que ha estado un año, porque a todos los obispos les daban para publicar cuatro o cinco domingos y a mí me han dado un año entero), y escribo también en la Hoja Diocesana y en la revista "Agua Viva", que fundé estando en Valladolid. Es una revista de espiritualidad en la clave del Corazón de Jesús, pero que ya tiene más de 2.000 suscriptores en el mundo. Ha tenido su influencia.
