Francisco invita a combatir la tristeza pensando en la alegría de la resurrección de Cristo

Recordó el ejemplo de los discípulos de Emaús

Francisco invita a combatir la tristeza pensando en la alegría de la resurrección de Cristo

Desde el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco continuó su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes. La ira, abordada la semana pasada, dio paso este miércoles a la tristeza, definida por el Santo Padre como «una aflicción constante que impide al hombre experimentar la alegría de su propia existencia».

(Aica/InfoCatólica) Según el Pontífice, existen dos formas de tristeza: «Existe, en efecto, una tristeza propia de la vida cristiana que, con la gracia de Dios, se transforma en alegría: esto, evidentemente, no debe ser rechazado y forma parte del camino de la conversión», explicó el sucesor de Pedro, pero distinguió esa tristeza de otra que «se introduce en el alma y la sume en el abatimiento: es este segundo tipo de tristeza el que hay que combatir».

Esta «enfermedad del alma» nace en el corazón humano «cuando se desvanece un deseo o una esperanza», aclaró el Papa. Refiriéndose a la historia de los discípulos de Emaús, expuso que la dinámica de la tristeza está ligada a «la experiencia de pérdida», por la cual los hombres sienten «desaliento, debilidad de espíritu, depresión, angustia». Estas pruebas, indicó Francisco, generan tristeza, «porque la vida nos hace soñar sueños que luego se hacen añicos».

«En esta situación, algunos confían en la esperanza; pero otros se regodean en la melancolía y dejan que se infecte en sus corazones» describió el obispo de Roma, que invitó a considerar la tristeza como «el placer del no placer».

«Ciertas amarguras resentidas», añadió el Santo Padre, «(…) no producen en nosotros una vida sana, y menos aún una vida cristiana». La tristeza, que es una emoción natural, puede entonces «transformarse en un mal estado de ánimo».

Jesús salva de la tristeza

Francisco concluyó con una imagen de los Padres del desierto, que describieron la tristeza como «un gusano del corazón, que roe y vacía a quienes le ofrecen hospitalidad», o como «un gusano que erosiona y vacía a su huésped». El Santo Padre invitó a los fieles a estar atentos a esa tristeza y a recordar que «Jesús nos trae la alegría de la resurrección», ayudándonos a luchar contra este «demonio furtivo».+

 

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