(Vatican.news/InfoCatólica) Esta semana se celebra en Abu Dhabi el quinto aniversario del histórico Documento sobre la Fraternidad Humana firmado el 4 de febrero de 2019 por el Papa Francisco y el Gran Imám de Al-Azhar, Ahmed Al-Tayeb.
La mañana de este martes 6 de febrero el Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, pronunció un discurso sobre el rol de las religiones en la promoción y la construcción de la paz. Lo hizo en la tercera Cumbre Mundial sobre Tolerancia y Fraternidad Humana, donde esrstuvo acompañado por el Jeque Nahayan Mabarak Al Nahyan, Miembro del Gabinete del Ministro de Tolerancia y Convivencia de los Emiratos Árabes Unidos; el profesor Mohamed Al Mahrasawy, Copresidente del Alto Comité de la Fraternidad Humana; Irina Bokova, ex Directora General de la UNESCO; Ouided Bouchamaoui, emprendedora y Premio Nobel de la Paz 2015.
Durante el evento llevado a cabo en el Centro de Energía Adnoc de Abu Dhabi, los ponentes buscaron responder a la pregunta de cómo mantener la paz creando espacios seguros para el diálogo interreligioso. Siguiendo el magisterio del papa Francisco, el cardenal Ayuso comenzó reconociendo el complejo escenario mundial actual, marcado por tensiones permanentes, la violencia y las guerras emergentes.
Un rol fundamental de los líderes religiosos
El purpurado propuso enfrentar los desafíos de esta realidad animando «a las comunidades y a las personas de todo el mundo a buscar únicamente el bien común y la dignidad de toda persona humana y a trabajar para que, en la unidad y la solidaridad, el bálsamo de la fraternidad cure las heridas de la humanidad». En esta perspectiva, hizo hincapié en el valor que adquiere la relación cercana y la comunicación entre los diversos credos:
«Los creyentes de diferentes tradiciones religiosas, caminando juntos por la senda del diálogo interreligioso, pueden ofrecer realmente su contribución a la fraternidad universal en las sociedades en las que viven».
Aludiendo a eventos de violencia y conflictos armados que suelen ser justificados a partir de motivaciones religiosas, el prefecto fue enfático al referirse al rol que han de jugar los líderes religiosos. «Tienen que desempeñar en todas partes un papel importante para promover la tolerancia y la reconciliación rechazando el uso indebido de la religión como justificación de la violencia. La diversidad de las numerosas religiones, lenguas, culturas y etnias de nuestro mundo no es un pretexto para el conflicto, sino un tesoro que nos enriquece a todos», sostuvo.
Tolerancia: capacidad de vivir en la diversidad
Tomando los valores promovidos por el Documento sobre la Fraternidad Humana, el cardenal insistió en que la sola tolerancia entre las religiones no basta promover una coexistencia en paz, sino que son necesarios el conocimiento mutuo y la amistad, de modo que se fomenten sociedades pacíficas e integradoras. Por eso Ayuso afirmó con claridad que «la coexistencia no es tolerancia, sino capacidad de vivir en la diversidad».
Recordando el magisterio del Papa, el purpurado explicó que una verdadera colaboración entre creyentes debe seguir un itinerario marcado por tres puntos de referencia esenciales: el papel de la religión en nuestras sociedades, el criterio de la auténtica religiosidad y el modo concreto de caminar como hermanos y hermanas para construir la paz.
Desde su propia experiencia el cardenal Ayuso aseguró que «la relación entre diálogo interreligioso, fraternidad humana y perspectiva de paz es prácticamente ineludible y se ha hecho tan cercana que ni siquiera podemos imaginar estas realidades separadas». Por eso mismo, se aventuró a afirmar que todas las religiones han de actuar «como constructoras de paz allí donde se encuentren trabajando; esa paz que necesita ahora más que en el pasado», y renovó la disponibilidad de la Iglesia católica para que, junto a las demás religiones, «actúen juntas para prevenir, y eliminar, todo lo que pueda conducir a divisiones y conflictos».
Seguir sin descanso
El Prefecto se mostró del todo consciente respecto de la adversidad del escenario actual por los conflictos que han llevado al Papa Francisco a afirmar en reiteradas ocasiones que estamos viviendo una Tercera Guerra Mundial «a pedazos». Sin embargo, también insistió en que las condiciones contemporáneas también desafían al diálogo interreligioso, y por eso animó a los presentes a perseverar en él, aseverando que «estamos llamados a seguir este camino sin descanso, en el esfuerzo por ayudarnos mutuamente a superar tensiones y malentendidos, clichés y estereotipos que generan miedo y oposición. De este modo, fomentaremos el crecimiento de un espíritu de cooperación fructífero y respetuoso.
Al concluir, el cardenal Ayuso volvió al tema que inspiró este encuentro de expertos, sosteniendo que «el sueño de la fraternidad implica a toda la humanidad, pero se confía de manera especial a los creyentes de las distintas religiones, a quienes se invita a ponerse del lado de los pobres y a convertirse en la voz de los últimos».