(Zenit/InfoCatólica) “Estos valores, con experiencia en el seguimiento de Cristo, cobran una nueva dimensión que va más allá de su sentido moral tradicional, pues hunden sus raíces en Dios, que quiere el bien de cada hombre y que desea su felicidad”, afirma el pontífice.
“El Jubileo es un momento especial que se ofrece para renovar el anuncio del Evangelio a los conciudadanos y ser cada vez más una Iglesia de comunión y misión”.
Recordando que este Año se ha abierto el día en que se conmemora el martirio de Andrés Dung-Lac y 116 compañeros, asesinados en el siglo XIX en Vietnam, el Papa afirma que “su noble testimonio ayudará a todo el pueblo de Dios en Vietnam a activar su caridad, a aumentar su esperanza y a fortalecer su fe que es probada a veces en el día a día”.
Especialmente, propuso a los sacerdotes como ejemplo a Andrés Dung-Lac, “cuyas virtudes sacerdotales son un modelo luminoso para los sacerdotes y seminaristas, seculares y regulares, de vuestro país”.
“En este Año sacerdotal , pueden extraer de su ejemplo y del de sus compañeros de una energía espiritual renovada que les ayudará a vivir su sacerdocio en una mayor fidelidad a su vocación, en la comunión, en la digna celebración de los Sacramentos de la Iglesia y en un apostolado dinámico e intenso”.
El Papa también invitó a los fieles a no dejar pasar esta oportunidad “para la reconciliación con Dios y con el prójimo”. “Para ello, se deben reconocer las equivocaciones del pasado y del presente cometidas contra los hermanos en la fe y contra los hermanos compatriotas, y pedir perdón. Al mismo tiempo, también debe tomarse la resolución de profundizar y enriquecer la comunión eclesial y de construir una sociedad justa, solidaria y equitativa a través del diálogo auténtico, del respeto mutuo y de la sana colaboración”.