(Swisscath/InfoCatólica) Según el primer estudio a nivel nacional «sobre violencia sexual contra menores en la Iglesia Evangélica en Alemania (luteranos) y los servicios (diaconía) asociados a ella» (EKD), se estima que 9.355 niños y adolescentes han sido víctimas de abuso sexual en Alemania, desde 1946.
El número de acusados es de 3.497; alrededor de un tercio de ellos son personas del clero, es decir, pastores y pastoras o vicarios. Los acusados son hombres casi exclusivamente (99,6 por ciento); unas tres cuartas partes de ellos casados en el momento del primer delito. La edad promedio de los acusados era de 36 años en el momento del delito.
De las víctimas, aproximadamente el 64,7 por ciento eran hombres y el 35,3 por ciento eran mujeres.
Los expertos explican en el extenso estudio que el número oficialmente informado en la EKD es de de 1.259 acusados (511 de ellos, personas del clero) y 2.174 afectados, pero que estas cifras «deben considerarse con la reserva de que de ninguna manera reflejan la totalidad de los abusos en las iglesias regionales y en la obra diaconal». Por este motivo y por la falta de expedientes disponibles, han realizado una proyección basada en datos extensos de solo una iglesia regional y en experiencias de otras investigaciones. Y esto ha dado como resultado una «estimación total de 3.497 acusados (1.402 de ellos, personas del clero) y 9.355 afectados».
La falta de acceso a todos los expedientes por parte de las iglesias regionales fue atribuida por la obispo Kirsten Fehrs a la falta de personal: simplemente no fue posible revisar todos los expedientes de personal. Por lo tanto, 19 iglesias regionales solo revisaron sus expedientes disciplinarios, es decir, expedientes sobre empleados que se habían destacado de alguna manera, lo que limita el número. Solo una pequeña iglesia regional, cuyo nombre no fue mencionado, también revisó sus expedientes de personal, lo que da como resultado un número de casos significativamente mayor.
En cuanto a la gravedad del delito, hay una amplia gama pero la mayoría de los casos involucran hechos en los que hubo contacto corporal con las víctimas.
Los científicos señalan que el estudio solo muestra «la punta de la punta del iceberg» de lo sucedido en la EKD en esas décadas. Se analizaron alrededor de 4.300 expedientes disciplinarios, 780 expedientes de personal y aproximadamente 1.320 documentos adicionales. Por comparación, puede decirse que en el estudio «MHG» de la Conferencia Episcopal Alemana católica de 2018 se revisaron alrededor de 38.000 expedientes de personal.
Estructuras protectoras para los agresores
En la conferencia de prensa, la presidenta interina del Consejo de la EKD, la obispo Kirsten Fehrs, dijo que esperaba mucho de la investigación, pero que la imagen general la había conmovido. El estudio muestra claramente «con qué violencia pérfida y brutal se ha cometido una inmensa injusticia a adultos, adolescentes e incluso niños, con graves lesiones físicas y mentales y, en algunos casos, consecuencias de por vida».
En las comunidades eclesiásticas y en las instituciones diaconales hubo indiferencia, según la obispo. La iglesia y la diaconía han fallado gravemente y no han sido justas con las víctimas. Es evidente que «tenemos estructuras protectoras para los agresores».
Adios a la tesis de los católicos heterodoxos
Este estudio tiene también consecuencias en el ámbito católico. Todos aquellos que sostienen que es necesario reformar la Iglesia con base en los abusos sexuales cometidos por el clero masculino y célibe quedan en evidencia, dado que el clero luterano está en su práctica totalidad formado por personas casadas.
En relación con la autoridad de los obispos y el tratamiento de los abusos, no ha habido diferencias entre católicos y luteranos, lo que demuestra que el problema no está en la autoridad conferida a los obispos sino en la forma de ejercerla.
El camino sinodal alemán pierde por tanto, la principal excusa para ser celebrado y seguir adelante. Los argumentos sobre la jerarquía, el celibato sacerdotal o la ausencia de sacerdotisas en la Iglesia católica como causas de los abusos no se sostienen, pese a que numerosos prelados y demás participantes en el camino sinodal alemán siguen anclados en ellos.