(Zenit/InfoCatólica) Esta devoción surgió con el llamado «milagro» de Naju. Una supuesta vidente, Julia Kim, afirmó tener una visión de Jesús en 1982, quien habría sangrado y pedía la conversión de los pecadores. Después afirmó que una estatua de la Santísima Virgen María de su casa lloró desde del 30 de junio de 1985.
Kim, protestante convertida en católica, también aseguró ser curada milagrosamente de un cáncer terminal que los médicos declararon incurable. Sostuvo que la estatua de la Madre de Dios desprendió lágrimas con sangre humana 700 veces y aceite con fragancia durante 700 días, hasta el 14 de enero de 1992.
La difusión de las historias sobre la aparición y la curación de Julia atrajo a muchos cristianos coreanos. Se terminó por llamarla Nuestra Señora de Naju y la estatua fue trasladada a un jardín en una montaña cercana, donde se construyó un santuario.
Por corresponder a su jurisdicción, la archidiócesis de Gwangju realizó investigaciones. La Conferencia Episcopal de Corea rechazó la autenticidad de los «milagros». En 1998, el arzobispo de Gwangju, Victorinus Youn Kong-hi, declaró la inexistencia de evidencia sobrenatural sobre los fenómenos atribuidos a la imagen mariana en Naju.
La declaración oficial avisa que los supuestos eventos en Naju carecen de fundamento y aceptarlos lleva a «un acto de ruptura de la unidad de la fe de la Iglesia».