(GaudiumPress/InfoCatólica) El pasado 15 de enero, se llevó a cabo una reunión en la Fundación Ángel Herrera Oria de la Asociación Católica de Propagandistas, que ha sido etiquetada por algunos como el «Primer Concilio de Jerusalén» o el «Cónclave de Cineastas».
La convocatoria fue realizada por CinemaNet, bajo la coordinación de Daniel Arasa. En este evento, contaron con la colaboración de Signis, el organismo de Cine de la Conferencia Episcopal Española, y el Observatorio CEU de Religión y Sociedad.
Durante el encuentro, se evidenció la vitalidad del cine católico español. A pesar de ser empresas bastante pequeñas, ya cuentan con trayectoria y experiencia. La clave ahora radica en aprender a colaborar entre ellas, evitando obstaculizarse mutuamente. Estas productoras lanzan varias películas cada año y han logrado consolidarse, creando un nicho específico de público.
El encuentro estuvo marcado por una diversidad de temas:
La pregunta sobre la cantidad de estrenos de documentales católicos al año plantea la reflexión sobre la posible saturación y competencia en las salas de cine, especialmente cuando se lanzan películas con temáticas similares con poca diferencia de tiempo entre ellas. Además, se cuestiona la viabilidad de producir ficción con una perspectiva cristiana y si las nuevas leyes de mecenazgo podrían ofrecer más oportunidades de financiación. También se puso sobre la mesa el tema de la falta de reconocimiento y premios para estas producciones y se plantea la interrogante sobre por qué muchas de ellas no llegan a las plataformas digitales.
La expresión más recurrente, que no generó ninguna incomodidad, fue «batalla cultural». Es posible que esta frase haya sido más utilizada por aquellos provenientes del ámbito periodístico que por los vinculados al mundo estético. En cualquier caso, se enfatizó que la participación en esta batalla requiere una preparación y enfoque, descartando la improvisación.
Se llegó a otro consenso: el cine cristiano no se percibe como un negocio, sino más bien como un apostolado. Se destacó que las diversas productoras no deben considerarse como competidoras, sino que existe la necesidad de una mayor coordinación entre ellas.
«Este acto es pionero, nunca se ha hecho un acto así en España, y quizá tampoco fuera de España. Queremos reflexionar sobre este tipo de cine. También, que se encuentren los implicados, que puedan colaborar y entrar en simbiosis. Estamos en una batalla cultural, difundiendo valores positivos», dijo Daniel Arasa.
Asimismo, Arasa realizó y compartió un resumido histórico del cine católico:
«El cristianismo estuvo en el cine desde el principio. En 1898, cuando la guerra de Cuba, ya hubo una película sobre la Pasión de Cristo, breve, con uno de los hermanos Lumiere. Joaquín Selma ha recopilado cientos de películas religiosas antiguas. Hubo una eclosión de cine católico y bíblico en los años 50 y 60, y películas menos grandiosas, en los 60, como Diálogos de Carmelitas, Un Hombre para la Eternidad, o el Evangelio según San Mateo, de Pasolini. Luego no hubo casi nada de cine religioso excepto, en los años 90, las películas italianas de Lux Vide en películas para televisión. Los evangélicos en EE.UU. empezaron a hacer películas cristianas hacia el año 2000, y La Pasión de Cristo de Mel Gibson tuvo éxito en 2004. Luego llegó muchísimo cine religioso. Son claves La Última Cima, el documental de Cotelo en 2010, y Un Dios Prohibido, la historia de mártires de Pablo Moreno, de 2013. Después salieron muchas más películas religiosas, muchas de ellas documentales».
En el siguiente segmento, varios participantes compartieron sus perspectivas, entre ellos Paco Arango, guionista y director de cine, quien afirmó: «Sí, se puede hacer cine de Dios. Yo intento hacer cine de valores que apasione, mueva el corazón y hable bien de Dios desde las trincheras. Intento acercar Dios a aquellos que no tienen a Dios. Quizá miran con ojos, así, regulares, pero si la película es buena, entra el mensaje por el corazón. Es cierto que hay que estar muy locos para hacer cine».
Por otro lado, Pablo Moreno, reconocido director y guionista especializado en películas sobre santos como «La Sirvienta», «Claret», «Luz de Soledad» y «Petra de San José», quien colabora tanto con Goya Producciones como con BoscoFilms, comentó: «La gente no va mucho a las iglesias, pero sí a centros comerciales, allí hay cines, y allí están nuestras películas, ahí queremos compartir lo que tenemos».
Es por esto que Moreno pide «ir profesionalizando esta industria», aunque «aquí se miden los resultados con otras repercusiones, con gente que te llama y te dice ‘tu película me ha cambiado la vida’. Yo me animé a hacer este cine por la película de 2003 de Fabrizio Costa de Teresa de Calcuta, que me emocionó. Entendí que quería hacer eso».
Además, reclama porque existen muchos críticos que «con malicia nos ponen la etiqueta ‘cine religioso’ como si fuera de serie B o serie Z. Pero el conocimiento compromete: el espectador conoce la historia que cuentas y se compromete con ella».
