(Asia News/InfoCatólica) Lai Ching-te derrotó a Hou Yu-ih, el candidato del Kuomintang, partido históricamente adversario de Beijing, pero que comparte la doctrina de que hay una sola China, y que Taiwán forma parte de ella. Por eso China habría acogido con satisfacción su victoria. Y en tercer lugar quedó Ko Wen-je, ex alcalde de Taipei y fundador del Partido Popular: de orientación progresista, tiene la ambición de conciliar los intereses de China y Estados Unidos. Con sus diputados, Ko podrá desempeñar un papel de arbitraje entre los dos partidos principales en el Parlamento.
William Lai pertenece al partido que, cuando surgió a principios de los años '90, estaba arraigado en el sur, donde predomina la lengua taiwanesa que habla el 70% de los habitantes de la isla. Los ciudadanos de habla taiwanesa quieren la independencia. Sin embargo, ante las amenazas de China, los líderes del partido que fueron elegidos presidentes (después de Chen Shui-bian y Tsai Ing-wen, Lai es el tercer presidente del DPP), renunciaron a la declaración formal de independencia. Más bien, promueven la perpetuación del statu quo: es decir, la autonomía total de Taiwán, aunque sin reconocimiento internacional formal.
Las encuestas demuestran que la gran mayoría de la población también piensa así: no a la reunificación con la China comunista y no a la declaración de independencia, la cual arrastraría a la isla a una guerra desastrosa y destinada al fracaso desde el principio. La gente prefiere mantener el 'statu quo', renunciando a las aspiraciones nacionalistas.
Por otra parte, la perspectiva de una reunificación pacífica que salvaguarde las conquistas democráticas de Taiwán ha quedado eliminada por lo ocurrido en Hong Kong, donde el régimen chino introdujo la Ley de Seguridad Nacional (2020), y encarceló a toda la oposición democrática. Sin embargo, los líderes no violentos encarcelados en Hong Kong habían pedido libertad y democracia, no la separación de su ciudad de China.
La fórmula de «un país, dos sistemas» que gobernaba Hong Kong y que ahora ha quedado esencialmente abortada, hubiera podido funcionar como modelo y garantía para la reunificación de Taiwán. Ahora los ciudadanos de Taiwán ya no pueden contar con esa posobilidad.