Los Magos de Oriente vieron al Niño con su madre María y, postrándose, le adoraron
Adoración de los Magos - Marcos Zapata, WikiArt.com

Sabed que esta salvación de Dios, ha sido enviada a los gentiles

Los Magos de Oriente vieron al Niño con su madre María y, postrándose, le adoraron

Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria.

(Oficio de Lecturas de la Solemnidad de la Epifanía del Señor)

 

HIMNO 

Ayer, en leve centella, / te vio Moisés sobre el monte;

hoy no basta el horizonte / para contener tu estrella.

Los magos preguntan; y ella / de un Dios infante responde

que en duras pajas se acuesta / y más se nos manifiesta

cuanto más hondo se esconde. Amén.

 

INVITATORIO

Salmo 94 VENID, ACLAMEMOS AL SEÑOR

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Se repite la antífona

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las cimas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes.

Suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Se repite la antífona

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Se repite la antífona

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

"No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto:

cuando vuestros padres me pusieron a prueba,

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."

 

Se repite la antífona

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

"Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso."

 

Se repite la antífona

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Se repite la antífona

 

o Salmo 99

o Salmo 66

o Salmo 23

 

SALMODIA

 

Ant. 1. Los reyes de Tarsis y de las islas pagarán tributo al Rey y Señor.

 

Salmo 71

PODER REAL DEL MESÍAS

 

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud.

 

Que los montes traigan paz,

y los collados justicia;

que él defienda a los humildes del pueblo,

socorra a los hijos del pobre

y quebrante al explotador.

 

Que dure tanto como el sol,

como la luna, de edad en edad;

que baje como lluvia sobre el césped,

como llovizna que empapa la tierra.

 

Que en sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

que domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra.

 

Que en su presencia se inclinen sus rivales;

que sus enemigos muerdan el polvo;

que los reyes de Tarsis y de las islas

le paguen tributo.

 

Que los reyes de Saba y de Arabia

le ofrezcan sus dones;

que se postren ante él todos los reyes,

y que todos los pueblos le sirvan.

 

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres;

él rescatará sus vidas de la violencia,

su sangre será preciosa a sus ojos.

 

Que viva y que le traigan el oro de Saba,

que recen por él continuamente

y lo bendigan todo el día.

 

Que haya trigo abundante en los campos,

y susurre en lo alto de los montes;

que den fruto como el Líbano,

y broten las espigas como hierba del campo.

 

Que su nombre sea eterno,

y su fama dure como el sol;

que él sea la bendición de todos los pueblos,

y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

el único que hace maravillas;

bendito por siempre su nombre glorioso;

que su gloria llene la tierra.

¡Amén, amén!

 

Ant. Los reyes de Tarsis y de las islas pagarán tributo al Rey y Señor.

 

Ant. 2. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado. Aleluya.

 

Salmo 95

EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre,

proclamad día tras día su victoria.

 

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones;

porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,

más temible que todos los dioses.

 

Pues los dioses de los gentiles son apariencia,

mientras que el Señor ha hecho el cielo;

honor y majestad lo preceden,

fuerza y esplendor están en su templo.

 

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,

aclamad la gloria y el poder del Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor,

entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.

 

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,

tiemble en su presencia la tierra toda;

decid a los pueblos: "el Señor es rey,

él afianzó el orbe, y no se moverá;

él gobierna a los pueblos rectamente".

 

Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque,

 

delante del Señor, que ya llega,

ya llega a regir la tierra:

regirá el orbe con justicia

y los pueblos con fidelidad.

 

Ant. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado. Aleluya.

 

Ant. 3. Adorad a Dios, todos sus ángeles. Aleluya.

 

Salmo 96

GLORIA DEL SEÑOR, REY DE JUSTICIA

 

El Señor reina, la tierra goza,

se alegran las islas innumerables.

Tiniebla y nube lo rodean,

justicia y derecho sostienen su trono.

 

Delante de él avanza el fuego,

abrasando en torno a los enemigos;

sus relámpagos deslumbran el orbe,

y, viéndolos, la tierra se estremece.

 

Los montes se derriten como cera

ante el dueño de toda la tierra;

los cielos pregonan su justicia,

y todos los pueblos contemplan su gloria.

 

Los que adoran estatuas se sonrojan,

los que ponen su orgullo en los ídolos;

ante él se postran todos los dioses.

 

Lo oye Sión, y se alegra,

se regocijan las ciudades de Judá

por tus sentencias, Señor;

 

porque tú eres, Señor,

altísimo sobre toda la tierra,

encumbrado sobre todos los dioses.

 

El Señor ama al que aborrece el mal,

protege la vida de sus fieles

y los libra de los malvados.

 

Amanece la luz para el justo,

y la alegría para los rectos de corazón.

Alegraos, justos, con el Señor,

celebrad su santo nombre.

 

Ant. Adorad a Dios, todos sus ángeles. Aleluya.

 

VERSÍCULO 

V. Los cielos pregonan su justicia.

R. Y todos los pueblos contemplan su gloria.

 

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 60, 1-22

MANIFESTACIÓN DE LA GLORIA DEL SEÑOR SOBRE JERUSALÉN

¡Levántate y resplandece, Jerusalén, pues llega tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti! Mira: la oscuridad cubre la tierra y los pueblos están en tinieblas. Mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti se manifiesta. Caminarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu alborada. Levanta la vista y mira en torno: todos se reúnen y vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Cuando esto veas, te pondrás radiante de alegría; se estremecerá y se ensanchará tu corazón, pues se volcarán sobre ti los tesoros del mar, vendrán a ti las riquezas de las naciones. Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vendrán reyes de Saba, cargados de oro e incienso y proclamando la gloria del Señor. Reunirán para ti los rebaños de Cadar, y los carneros de Nebayot estarán a tu servicio; subirán a mi altar como víctimas gratas, y honraré mi noble casa. o

¿Quiénes son esos que vuelan corno nubes, como palomas al palomar? Son navíos que acuden a mí, en primera línea las naves de Tarsis, para traer de lejanas tierras a tus hijos, y con ellos su plata y su oro, por la fama del Señor tu Dios, del Santo de Israel que así te honra. Extranjeros reconstruirán tus murallas y sus reyes te servirán; si te herí en mi cólera, en mi clemencia me he compadecido de ti. Tus puertas estarán siempre abiertas, ni de día ni de noche se cerrarán: para dejar entrar a ti las riquezas de las naciones traídas por sus reyes. El pueblo y el rey que no se te sometan perecerán, sus naciones serán exterminadas.

Vendrá a ti el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estrado. Los hijos de tus opresores vendrán a ti encorvados, y los que te despreciaban se postrarán a tus pies; te llamarán Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel. Estuviste abandonada, aborrecida y deshabitada, pero yo te haré el orgullo de los siglos, la delicia de todas las edades. Te nutrirás con la leche de las naciones, con las riquezas de los reyes serás alimentada; y sabrás que yo, el Señor, soy tu salvador, que el Héroe de Jacob es tu redentor.

En vez de bronce, te traeré oro; en vez de hierro, te traeré plata; en vez de madera, bronce, y en vez de piedra, hierro; te daré por magistrados la paz y por gobernantes la justicia. No se oirá más hablar de violencias en tu tierra, ni de ruina o destrucción dentro de tus fronteras. Pondrás a tus murallas el nombre de «Salvación» y a tus puertas el de «Alabanza».

Ya no será el sol tu luz en el día, ni te alumbrará en la noche la claridad de la luna; porque el Señor será tu luz perenne, y tu Dios será tu esplendor. Tu sol ya no se pondrá ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz eterna y se habrán acabado los días de tu luto. En tu pueblo todos serán justos y poseerán por siempre la tierra: es el brote que yo he plantado, la obra de mis manos, para gloria mía. El pequeño crecerá hasta mil y el menor se hará pueblo numeroso: yo, el Señor, he hablado; cuando llegue el tiempo, me apresuraré a cumplirlo.

 

RESPONSORIO 

V. Levántate y resplandece, Jerusalén, pues llega tu luz

R. Y la gloria del Señor alborea sobre ti.

V. Caminarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu alborada.

R. Y la gloria del Señor alborea sobre ti.

 

SEGUNDA LECTURA 

De los sermones de san León Magno, papa (Sermón 3 en la Epifanía del Señor, 1-3. 5: PL. 54, 240

DIOS HA MANIFESTADO SU SALVACIÓN EN TODO EL MUNDO 

La misericordiosa providencia de Dios, que ya había decidido venir en los últimos tiempos en ayuda del mundo que perecía, determinó de antemano la salvación de todos los pueblos en Cristo. De estos pueblos se trataba en la descendencia innumerable que fue en otro tiempo prometida al santo patriarca Abrahán, descendencia que no sería engendrada por una semilla de carne, sino por la fecundidad de la fe, descendencia comparada a la multitud de las estrellas, para que de este modo el padre de todas las naciones esperara una posteridad no terrestre, sino celeste.

Así pues, que todos los pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas, y que los hijos de la promesa reciban la bendición de la descendencia de Abrahán, a la cual renuncian los hijos según la carne. Que todas las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo, y que Dios sea conocido, no ya sólo en Judea, sino también en el mundo entero, para que por doquier sea grande su nombre en Israel. Instruidos en estos misterios de la gracia divina, queridos míos, celebremos con gozo espiritual el día que es el de nuestras primicias y aquél en que comenzó la salvación de los paganos.

Demos gracias al Dios misericordioso quien, según palabras del Apóstol, nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz; él nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido. Porque, como profetizó Isaías, el pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban en tierra de sombras, y una luz les brilló. También a propósito de ellos dice el propio Isaías al Señor: Naciones que no te conocían te invocarán, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti. Abrahán vio este día, y se llenó de alegría, cuando supo que sus hijos según la fe serían benditos en su descendencia, a saber, en Cristo, y él se vio a sí mismo, por su fe, como futuro padre de todos los pueblos, dando gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete.

También David anunciaba este día en los salmos cuando decía: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre; y también: El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia. Esto se ha realizado, lo sabemos, en el hecho de que tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo.

Animados por este celo, debéis aplicaros, queridos míos, a seros útiles los unos a los otros, a fin de que brilléis como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega gracias a la fe recta y a las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo que, con Dios Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

RESPONSORIO 

V. Éste es el día glorioso en que se manifestó a las naciones el Salvador del mundo, al cual anunciaron los profetas y adoraron los ángeles.

R. Los magos, al ver su estrella, se llenaron de júbilo y acudieron a ofrecerle dones.

V. Ha amanecido para nosotros un día sagrado: venid, naciones, a adorar al Señor.

R. Los magos, al ver su estrella, se llenaron de júbilo y acudieron a ofrecerle dones.

 

HIMNO TE DEUM 

A ti, oh Dios, te alabamos,

a ti, Señor, te reconocemos. 

A ti, eterno Padre,

te venera toda la creación. 

Los ángeles todos, los cielos

y todas las potestades te honran. 

Los querubines y serafines

te cantan sin cesar: 

Santo, Santo, Santo es el Señor,

Dios del universo. 

Los cielos y la tierra

están llenos de la majestad de tu gloria. 

A ti te ensalza

el glorioso coro de los apóstoles,

la multitud admirable de los profetas,

el blanco ejército de los mártires. 

A ti la Iglesia santa,

extendida por toda la tierra,

te aclama: 

Padre de inmensa majestad,

Hijo único y verdadero, digno de adoración,

Espíritu Santo, Defensor. 

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre. 

Tú, para liberar al hombre,

aceptaste la condición humana

sin desdeñar el seno de la Virgen. 

Tú, rotas las cadenas de la muerte,

abriste a los creyentes el reino del cielo. 

Tú te sientas a la derecha de Dios

en la gloria del Padre. 

Creemos que un día

has de venir como juez. 

Te rogamos, pues,

que vengas en ayuda de tus siervos,

a quienes redimiste con tu preciosa sangre. 

Haz que en la gloria eterna

nos asociemos a tus santos. 

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice tu heredad.

Sé su pastor

y ensálzalo eternamente. 

Día tras día te bendecimos

y alabamos tu nombre para siempre,

por eternidad de eternidades. 

Dígnate, Señor, en este día

guardarnos del pecado. 

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros. 

Que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti. 

En ti, Señor, confié,

no me veré defraudado para siempre.

 

ORACIÓN 

Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor. 

R. Demos gracias a Dios.

1 comentario

Teresa
Gracias yo os suplico que vayáis a misa



Es una fiesta muy importante según el código de derecho canónico 1983 ahora en América estáis a tiempo.

Europa anochece.

Y quienes tengan Misas por la noche aprovechad



Muy acongojada queme he confundido si la Misa de Epifanía es obligatoria bajo pena de pecado mortal.y en mi región ya no encuentro Misas por la noche.



Me he confundido si en Suiza es obligatoria el seis de enero o si se traslada al domingo.

Pero veo que el domingo celebramos el Bautismo del Señor.



Entonces valdría la pena que nos ayudarán a saber cómo distinguir cuando una fiesta es de precepto en otras regiones del mundo.



Gracias
6/01/24 7:50 PM

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